Megaproyectos como los de infraestructura vial suelen evaluarse a partir de dos perspectivas: la económica y la ambiental, dejando de lado impactos igual de importantes en el paisaje y la cultura. Un análisis hecho en el Occidente antioqueño muestra aumentos de los asentamientos urbanos hasta en un 260 %, desplazamiento de la producción agrícola, aumento de las microempresas, disminución de los grandes predios en un 75 %, y de los cuerpos de agua en un 37,5 %.