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Premios Alejandro Ángel Escobar: UNAL recibe reconocimiento por partida doble
El profesor Jesús Orlando Vargas Ríos recibió el galardón en representación de todo su equipo de investigación. Fotos: Nicol Torres, Unimedios.
El profesor Carlos Alberto Vargas Jiménez recibió con gran emoción la medalla y el diploma, fruto del trabajo de todo su equipo.
Adriana Correa Velásquez se estrenó como directora ejecutiva de la Fundación Alejandro Ángel Escobar.
La ceremonia de premiación se llevó a cabo en el emblemático Museo Nacional de Colombia.
La ceremonia de premiación fue amenizada con la Orquesta de Cuerdas de la Fundación Nacional Batuta.
En la categoría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenibleel galardón fue para la investigación “Bases ecológicas y sociales para la restauración de los páramos”, liderada por el profesor Jesús Orlando Vargas Ríos, del Departamento de Biología de la UNAL Sede Bogotá. Este trabajo es un esfuerzo de investigación de varios años del Grupo de Restauración Ecológica de la UNAL en busca de estrategias más efectivas para restaurar los páramos en diferentes escenarios, reconociendo la necesidad de integrar conocimientos ecológicos y sociales.
El profesor Vargas enfatizó en la importancia de que la comunidad participe en la restauración, destacando que los páramos están habitados y que este proceso debe mejorar la calidad de vida de estas personas. Así mismo, señaló la falta de voluntad para convertir la restauración en una política pública, a pesar de la atención global a la crisis ambiental.
“En este momento los páramos reciben mucha atención, pero en realidad los esfuerzos para su conservación y restauración son escasos, no se está haciendo lo suficiente. En Colombia contamos con el Plan Nacional de Restauración desde 2012, y en 2018 se aprobó la Ley de Páramos, pero al parecer aún no hay voluntad para convertir esta intención en una política pública”, expresó durante su discurso.
Y es que, ante la crisis ambiental que se está presentando globalmente, Naciones Unidas declaró 2021-2030 como la “década de la restauración”, y según el académico “es muy importante aprovechar este momento para superar los problemas que impiden el desarrollo de la restauración en Colombia”.
El jurado evaluador del Premio señaló que “este trabajo colectivo se hizo merecedor del galardón por ser una investigación de rigor sobre un ecosistema estratégico de Colombia. La publicación contiene información relevante y comprensiva, combina la perspectiva biológica, ecológica y social, y además es altamente relevante para la sensibilización y las acciones concretas en atender las necesidades del país”.
Con emoción al recibir el reconocimiento, el profesor Vargas dijo: “quiero agradecer a las varias generaciones de estudiantes que han impulsado con entusiasmo al grupo de investigación de restauración desde su creación, hace 21 años; a ellos se debe este premio y es para ellos”.
El trabajo contó con el acompañamiento de las profesoras Luz Marina Melgarejo, del Departamento de Biología de la UNAL, y Sandra Milena Armero, de la Universidad de Nariño, además de Jennyfer Insuasty Torres, empleada del Ministerio del Medio Ambiente y de algunos investigadores independientes.
En esta categoría el reconocimiento fue para la investigación “Aportes al conocimiento de la estructura térmica de la Tierra y algunas aplicaciones geotérmicas”. Con todo un equipo coordinado por el profesor Carlos Alberto Vargas Jiménez, del Departamento de Geociencias de la UNAL Sede Bogotá, este estudio observacional empleó mediciones geofísicas globales que permiten estudiar la estructura y composición de la Tierra para estimar las anomalías térmicas en los primeros 20 km de profundidad de la Tierra.
El estudio se sintetiza en tres trabajos publicados en revistas de alto impacto como Nature, en compañía de dos de los estudiantes Alejandra Josefina Angulo y Nicolás Pinzón Matapí, y de los investigadores internacionales Luca Caracciolo y Philip Joseph Ball.
El profesor Vargas señaló: “se cumplieron tres objetivos de impacto global: primero, se propuso una nueva manera de rastrear la historia del piso oceánico; segundo, se identificó la distribución de fuentes de energía geotérmica capaces de suplir el consumo de megaciudades como Bogotá, Los Ángeles y Yakarta, y tercero, se mapearon las zonas con más alta probabilidad de contener hidrocarburos”.
“Cada uno de los elementos que han formado parte de esta gran investigación podrían revitalizar las conversaciones sobre sostenibilidad ambiental”.
Entre otras razones para entregar el galardón, los jurados evaluadores anotaron: “se le otorga el Premio por estimar la estructura térmica de la Tierra como una aproximación básica para entender la dinámica actual del planeta y su evolución geológica, por abordar aspectos relevantes de la geotermia, incluyendo la estructura de la Tierra, el potencial de la energía geotérmica para la descarbonización y su papel en la generación de energía sostenible y renovable. Además, las conclusiones están bien sustentadas por los datos y los resultados, y por ser una investigación de rigor y de alto impacto de contribución al conocimiento”.
En esta LXVIII ceremonia de entrega de los Premios Nacionales de Ciencias y Solidaridad, realizada en el Museo Nacional, como es costumbre, se entregaron 7 menciones de honor y 5 premios que también abarcaron otras categorías como la de Ciencias Sociales y Humanas y Solidaridad. Los galardonados recibieron 50 millones de pesos como reconocimiento a sus contribuciones, con el fin de promover la investigación científica en el país y los programas de desarrollo social.
