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Ciudad y Territorio

Viviendas dignas, pensadas como hábitats humanos, podrían construirse en Colombia

    Aunque cuentan con habitaciones, cocina y sala, además de servicios públicos, la mayoría de los proyectos de viviendas promovidos por el Estado no tienen en cuenta las necesidades particulares de quienes las van a habitar. Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) diseñaron una metodología que vincula otras disciplinas (además de la arquitectura y la construcción) y que pone a las comunidades en el centro de la toma de decisiones.

    Un caballo en el balcón de un quinto piso; puntos de recolección de desechos que se convirtieron en locales comerciales; un apartamento que se volvió un acopio de reciclaje, y cultivos de maíz en zonas de reserva forestal son algunas de las consecuencias reales que dejan las fallas en la planeación de proyectos de vivienda.

    La mayoría de estos proyectos de vivienda no son hábitats humanos, es decir, proyectos integrales y completos que consideren lo que está más allá de la vivienda, sino simplemente casas o apartamentos que resultan siendo no-habitables porque no contemplan factores como quiénes serán los residentes, a qué se dedican, qué necesidades particulares tienen y cómo suplirlas.

    Tener en cuenta el contexto en todas sus dimensiones implica trabajar con una nueva metodología transdisciplinar que incluya estudios no solo técnicos y arquitectónicos, sino también ambientales y socioculturales. Además, es necesario incorporar el concepto de “hábitat humano”, que invita a ampliar la mirada hacia lo que está más allá de la casa, pero que no es tan extenso como el barrio.

    El arquitecto Daniel Felipe Marín Vanegas, coordinador del proyecto “Modelo pedagógico para la enseñanza del diseño de intervención de hábitat en programas de educación superior”, señala que “Con el desarrollo de esta metodología logramos definir la escala real a la que se encuentra el hábitat humano, de manera que se diseñen los proyectos a ese nivel: el hábitat humano está (en tamaño y con base en la ecología) entre la escala de la vivienda y la del barrio. Teniendo esto presente deberían planearse los proyectos”. 

    Para modificar lo que ya existe

    Los expertos diseñaron una metodología para intervenir los entornos construidos –es decir que no parten de cero–, como por ejemplo viviendas de interés social que ya existen pero que no se hicieron teniendo en cuenta las necesidades de sus habitantes y que llevaron a consecuencias inesperadas como tener animales de granja viviendo en uno de los apartamentos.

    También es útil para planear casos de traslados de comunidades por problemas en su hábitat de origen, como obras públicas, desastres naturales o desplazamiento forzado, entre otros.

    “Cuando el Gobierno tiene que intervenir un barrio por una derivación del Metro, trasladará un barrio como Moravia o hará una nueva vía, hablamos de intervenciones en lugares que ya existen y eso también se puede diseñar con detalle: desde el traslado de personas hasta las consecuencias que puede haber o no para las familias”, continúa el coordinador Marín.

    El diseño de intervención (3DC) consta de cuatro pasos no lineales: diagnóstico, diálogo, decisión y cambio. A diferencia de la planeación convencional de proyectos, que incluye 5 fases: inicio, planeación, ejecución, control y cierre, esta metodología añade una sexta fase al ciclo de los proyectos, que es la de uso u ocupación.

    En el paso 1, diagnóstico, se estudian las falencias existentes en el hábitat a intervenir y se delimita la problemática más crítica; durante el diálogo se conversa con los usuarios y habitantes inmersos en el problema, con el fin de validar su justificación y ajustar la delimitación teniendo en cuenta sus propuestas; durante la decisión se reafirma la dimensión crítica a intervenir y la forma de abordar el problema; y finalmente durante el paso de cambio se implementa la solución propuesta, que puede ser cambiar el diseño, o cambiar, mediante intervención comunicacional, los modos de vida o de habitar de los usuarios.

    “La intención no es solo planear los aspectos técnicos de la construcción, lo físico-espacial y económico, sino también planear en torno a asuntos ambientales, biológicos, culturales y sociales desde una aproximación compleja inter y transdisciplinar”, anota el coordinador Marín.

    El modelo se presentó en la XVI Conferencia Internacional de Principios y Prácticas del Diseño: de vuelta a la vida (Australia), y en 2023 será premiado en la XIII Conferencia Internacional del Ambiente Construido (Hawái).

    Además, el trabajo de grado del arquitecto Marín, que sirvió de modelo, fue uno de los ganadores de los Premios Medellín Investiga 2022, organizados por Sapiencia y la Alcaldía de Medellín. De este proyecto formaron parte el Semillero Ciencias de la Construcción y el Ambiente Construido y el Grupo de Investigación en Pensamiento Contemporáneo de la UNAL Sede Medellín.