El análisis y diseño de dicha estructura se hizo con base en las características tipológicas tradicionales de los departamentos de Antioquia, Caldas, Quindío y Risaralda, esto le permitió efectuar una analogía.
Para ello, tomó como referencia 18 tipos de viviendas cafeteras que le dieron las pautas para desarrollar el prototipo, que consta de páneles modulares a partir de marcos estructurales metálicos que hacen alusión a los elementos estructurales, como parales, soleras, entre otros, que conformaban las viviendas tradicionales.
"El enfoque del proyecto es generar una vivienda que nos permita reinventar la arquitectura rural cafetera propia del lugar, es decir, llevar ese mismo sistema tradicional a uno industrializado", explicó el estudiante.
El prototipo consta de un módulo de 42,37 metros cuadrados (m2), está compuesto por una habitación, sala comedor, cocina y un espacio multifuncional que puede servir para almacenar las cosechas, como bodega o hasta para ubicar el fogón de leña.
Asimismo, la característica de adaptabilidad permite que la estructura se amplíe hasta llegar a una vivienda de 73 m2 que abarque las necesidades y exigencias de cada familia.
En principio, el proyecto buscaba que el diseño funcionara para casos de emergencia, pero su desarrollo permitió que la propuesta arquitectónica se pudiera aplicar en diferentes topografías (plana, ladera, palafítica) del país y, porque no, del mundo. Ello con la finalidad de dar respuesta a las múltiples situaciones de riesgo que enfrentan las zonas de ladera por su conformación de suelos frágiles y en las zonas llanas por su posible inundación.
En el caso del cerramiento se propone que sea en madera (tablilla de guadua) y que se utilicen materiales alternativos como el concreto con fibra textil, en cuyo desarrollo está incursionando el Semillero de Arquitectura, Medio Ambiente y Sostenibilidad: "lo que se busca es que los paneles puedan adaptarse al cerramiento con la estructura metálica", subrayó el autor de la propuesta.
Rescate de la arquitectura tradicional
Camilo Morales menciona también que la iniciativa pretende revalorizar las costumbres de los habitantes de estos departamentos y ponerlas en un contexto más actual.
Además, para lograr el diseño de la vivienda, en su ejecución se tuvieron en cuenta aspectos sociológicos relacionados con familias numerosas, acompañadas en su terruño con animales de granja y áreas de cultivos de pancoger, que le dan el dinamismo característico de la tipología rural, con puntos de encuentro como pasillos o corredores y cocina con fogón de leña, entre otros.
Por eso, y con el fin de ofrecer economía y comodidad, el investigador decidió que la construcción de la vivienda fuera in situ, en taller, es decir que los interesados se ahorrarían costos de transporte de materiales como concreto, hierro, arena, grava o formaleta; además, la mano de obra sería mínima, pues sólo se requeriría soldar las piezas o llevarlas ya soldadas y armarlas en el lugar.
"También se trataron de incluir las ventajas y necesidades encontradas en el análisis previo de las viviendas a través de la historia para hacer una reformulación de fácil ensamblaje; entonces, se propuso preservar el sistema de cubiertas a dos aguas como parte del sistema tradicional", informó Morales Escobar.
Viviendas con manual
Como parte de la entrega final del trabajo de grado, el futuro arquitecto espera entregar un manual para las personas que viven en las zonas rurales, con el fin de que aprendan cómo aplicar el proyecto de vivienda y participen en el desarrollo de sus propios espacios habitacionales.
"La idea es que a cada familia que tenga esa necesidad se le entregue y se le explique que el módulo habitacional consta de 50 paneles con los que se construye una vivienda básica", dijo.
Dicho instructivo contendrá los lineamientos necesarios para la adecuación de las estructuras, que les permitirá definir el diseño, por ejemplo si necesitan una habitación o una ventana, incluso un baño más.