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Videos, cartillas y redes sociales, estrategia para revitalizar lengua murui

    Además de estas herramientas, se incluye un plan educativo con clases de mínimo 4 horas a la semana dictadas en lengua murui, originaria de Suramérica y perteneciente a la familia uitoto. Con estas iniciativas, el Grupo de Estudios Amazónicos Yauda, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, quiere impedir que este legado lingüístico desaparezca, por eso busca trabajar con los centros educativos de la región.

    Yauda –nombre del venado chonto o cenizo que habita en las selvas de la Amazonia colombiana– es un grupo creado por estudiantes de Lingüística de la Sede Bogotá, quienes buscan desde la academia detener la pérdida inminente de las lenguas indígenas amazónicas, ya que cada vez tienen menos hablantes.

    A comienzo de 2023, un estudio del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) mostro que existen 65 lenguas indígenas, de las cuales más de 50 son de la Amazonia, pero de esas hay muy pocos hablantes; por ejemplo la tinigua tiene uno solo, la carijona, 12, y la cabiyari cerca de 30.

    El problema es claro: a inicios de este año Naciones Unidas alertó que cada dos semanas desaparece en el mundo una lengua indígena, y con ella todo el patrimonio cultural e intelectual que representan. El 43 % de las 6.000 lenguas que se calculan el mundo están en peligro de extinción.

    Los investigadores de Yauda diseñaron dos proyectos pedagógicos, uno en la Institución Educativa Eño Monaya Jito, de la comunidad de Umancia, y el otro en la Institución Diona Safia, en la comunidad de Refugio en Puerto Leguízamo (Putumayo). A través de estrategias audiovisuales o cartillas pedagógicas para estudiantes en lengua murui, estas iniciativas buscan cerrar la brecha generacional que está impactando en su pérdida.

    En principio la idea de Yauda es contribuir al plan del Sistema Educativo Indígena Propio (SEIP), que busca la autonomía educativa fortaleciendo a los docentes de las comunidades en las enseñanzas con enfoque étnico y cultural.

    “El proyecto también surge por el deseo de las comunidades indígenas de la organización indígena de Leguízamo, quienes han solicitado que se continúe con el fortalecimiento educativo, cultural y lingüístico a través del diálogo de saberes y de compartir experiencias en torno a la educación”, expresa Nicolás Suárez, lingüista e investigador del grupo Yauda.

    La primera iniciativa se enmarca en la creación de un laboratorio de proyectos pedagógicos, en el que durante este año se han fortalecido las narrativas propias, y además un manejo de redes sociales en los estudiantes con la finalidad de crear comunidades digitales que puedan conocer más sobre la cultura murui.

    La segunda se apoya en los medios audiovisuales con la realización de videos que aporten a la revitalización cultural y lingüística de los pueblos.

    “El proyecto nos ha permitido esa revitalización, pues aquí los mayores y sabedores juegan un papel muy importante en la pedagogía y nos reivindica a volver a estar mambeando en espacios de aprendizaje como la maloca o la escuela. Es un beneficio social, colectivo y de sensibilización”, destaca el lingüista.

    Añade que “uno de los riesgos que afrontan las lenguas indígenas en el mundo es la migración de las personas hacia los cascos urbanos. En el caso colombiano, además, las propuestas curriculares del Ministerio de Educación no tienen en cuenta las enseñanzas indígenas. Por eso el Estado debería apoyar el SEIP, en donde se evidencian las acciones claras de los docentes indígenas que pondrán como prioridad el fortalecimiento lingüístico”.

    Revitalizar la lengua, apuesta de paz

    El pueblo murui es una etnia indígena del Amazonas, Putumayo y Caquetá. Los últimos datos del DANE indican que en 2021 había 12.029 personas que se autorreconocían como murui, de las cuales 3.054 se encontraban en Puerto Leguízamo (Putumayo).

    Justo por su ubicación estratégica han quedado en medio del fuego cruzado entre diferentes grupos armados. No se puede olvidar la tragedia del 28 de marzo de 2022, cuando en la celebración de un bazar en la comunidad del Alto Remanso, en Puerto Leguízamo (Putumayo), murieron 11 personas en medio de un operativo del Ejército Nacional.

    El hecho no fue aislado, pues a inicios de 2023 disidencias de las FARC asesinaron a 4 menores murui que habían sido reclutados por ese grupo armado. El llamado de las comunidades ante la violencia es claro: lograr un camino hacia la paz.

    El lingüista Suárez explica que, “a pesar de que la comunidad de Umancia ha logrado una organización comunitaria que los mantiene alejados del conflicto, las amenazas que se ven especialmente hacia Caquetá los pone en riesgo”.

    “Revitalizar la lengua es un acto importante porque con ella se conserva el entendimiento ancestral, la sabiduría de las comunidades y su relación con la naturaleza. Por eso los proyectos buscan que la lengua se socialice y que los estudiantes la aprendan de manera didáctica, por eso además se brindan herramientas a los docentes”, concluye.