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Según el profesor Moncayo, este conocimiento también se pone en común y termina siendo un espacio que genera posiciones críticas en la sociedad. "Esa es la función que va más allá de la enseñanza", señaló.
Otro académico invitado fue Ricardo Sánchez, decano de la Facultad de Ciencias Humanas, quien hizo un repaso de cómo en el mundo y en Colombia se ha establecido la autonomía universitaria, especialmente en el país, donde fue clave la Constitución de 1991.
"Esta representa la edad ilustrada para la autonomía, la libertad de cátedra y la educación laica. Fue un logro de la representación estudiantil", enfatizó.
La autonomía universitaria se estableció en la Carta Magna dentro del artículo 69, en el cual se garantiza la autonomía de las instituciones de educación superior y en su disposición podrán estructurar sus directivas y regirse por sus propios estatutos.
Dentro de esta normativa, el Estado debe fortalecer la investigación científica en las universidades, tanto públicas como privadas, y ofrecer condiciones especiales para su desarrollo.
Por su parte, Carlos Tognato, director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad Nacional de Colombia (CES), señaló que no se puede defender la libertad de cátedra de las instituciones hacia fuera y no hacer lo mismo cuando los actos en su contra son promovidos por integrantes de la misma comunidad universitaria.
En su ejercicio de autocrítica, el académico habló de simetría y asimetría, en otras palabras, la defensa de los hechos que atentan contra la autonomía se hace dependiendo de quién sea el responsable.
"No se puede hacer frente a los actos por fuera de la universidad, cuando dentro de ella se generan daños a la infraestructura, desplazamientos de profesores y estudiantes o hay presencia de personas armadas. Cuando la resistencia es selectiva genera asimetría", afirmó.
Según explicó, cuando una universidad llega a ese punto, no solo pierde su autonomía sino también su carácter público.
Para el docente, una universidad como la U.N. es un fiel reflejo de la sociedad con sus contradicciones y problemas y pierde la posibilidad de promover y estructurar una sociedad mejor.
Como cuarto panelista del debate estuvo Óscar Aponte, representante estudiantil ante el Consejo de la Sede Bogotá, quien también reconoció la labor de la comunidad estudiantil en pro de la autonomía, dejando claro que debe recibir apoyo estatal sin atentar contra sus fines misionales.