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Educación

UNAL Sede de La Paz se reinventa frente al reto de la docencia remota

    Combinar lo modular con lo remoto, para que una asignatura se desarrolle en un módulo que se puede prolongar todo el semestre por medio de la virtualidad, es una de las estrategias desarrolladas por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz (Cesar) ante la modalidad no presencial impuesta por la pandemia.

     

    Esta experiencia pedagógica fue compartida en el Congreso Nacional de Iniciativas de Innovación Pedagógica de la UNAL, por los profesores Marcela Camacho, vicerrectora de la Sede de La Paz, y David Molina Castaño, director de la Escuela de Pregrados, quienes expusieron los retos y posibilidades desde la modularidad y la docencia remota.

    “En este momento se están generando propuestas de objetos de aprendizaje alternativos que complementen los módulos. Si por ejemplo un estudiante presenta dificultades con un módulo, puede reforzar sus conocimientos a través de plataformas virtuales y al final se reevalúa la nota; es un ejercicio que permite la modularidad y estamos haciendo construcciones muy interesantes de modalidades alternas para generar ese proceso”, agrega el profesor Molina.

    Para la profesora Camacho, “trabajar en la Sede de La Paz bajo las circunstancias que presenta la pandemia ha sido un aprendizaje gigantesco; haber experimentado la incertidumbre los ha hecho resilientes, pues este concepto ‘cataliza aprendizaje’”.

    “Fue interesante ver que en la Universidad se generó una reflexión muy importante acerca de cómo estoy enseñando y cómo aprende el otro; entonces me parece que ha sido una oportunidad extraordinaria y esa es la pregunta que nos hemos estado haciendo en la Sede”, comentó la vicerrectora, y destacó que “aunque la pandemia ha sido grave, las respuestas institucionales, el trabajo articulado y la motivación de los estudiantes para continuar han sido increíbles”.

    Una Sede Andina

    Para lograr una mejor comprensión de la experiencia pedagógica en esta Sede, los docentes explicaron que aunque la Sede se concibió como una “sede de frontera”, que no tendrían programas académicos propios, con el presupuesto de funcionamiento logró convertirse en una “sede andina”, lo que llevó a que en una carrera maratónica –liderada por los profesores Carlos Augusto Hernández, vicerrector Académico, y Diana Farías, directora de Programas de Pregrado– se lograran formular los seis programas curriculares de pregrado de la Sede.

    Esta situación generó otros retos e incertidumbres como el hecho de iniciar labores sin contar con todo el personal docente requerido, lo que motivó a hacer un diseño académico intensivo y a trabajar en módulos temporales; se apostó por la integración y el intercambio entre saberes matemáticos, verbales, éticos, sociales y experimentales que se ponen juntos en el año de estudios generales.

    Según el profesor Molina, “las pedagogías intensivas están centradas en el trabajo autónomo del estudiante y sobre todo en una concentración de la memoria, idea que les ha gustado a los jóvenes porque tener al profesor todo el tiempo y la intensidad de las interacciones ha permitido transformaciones pedagógicas, es decir, generar unas dinámicas sociales que construyen comunidad de aprendizaje”.

    Agrega que “cuando llegó la pandemia la Sede apenas iniciaba su segundo semestre, y mientras en las demás sedes se detuvieron todos los cursos, aquí fueron solo dos asignaturas, debido a que cada una tiene una intensidad de cuatro semanas”.

    También se empezaron a enfrentar retos como el hecho de que el 92 % de los estudiantes son de estratos 1 y 2 y presentaban dificultades para estudiar por falta de herramientas tecnológicas y conectividad que les permitieran seguir en forma remota. Por ello, se tuvieron que adelantar acciones institucionales para darles soporte y acompañamiento en medio de la crisis con apoyos como datos para conexión, algunas tabletas electrónicas, mercados y ejercicios de acompañamiento con actividades lúdicas virtuales.

    Como ejemplo de los procesos de aprendizaje liderados en esta Sede y de reacciones frente a la incertidumbre, la vicerrectora compartió la experiencia de la asignatura “Fundamentos de las ciencias experimentales”, en la que los estudiantes trabajaron el tema de la pandemia y con base en los datos del Instituto Nacional de Salud, predijeron el segundo pico de la enfermedad en el Cesar.

    La experiencia pedagógica de la Sede de La Paz forma parte de los resultados de la Incubadora de Iniciativas de Innovación Pedagógica (I3P) de la UNAL.