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Educación

UNAL exalta legado de Alfonso Araújo Cotes, consejero de la Sede de La Paz

    En un mensaje enviado a toda la comunidad universitaria, las directivas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) lamentaron el fallecimiento del abogado Alfonso Araújo Cotes, egresado de la Institución, exgobernador del Cesar, exdiplomático y consejero de la Sede de La Paz, y exaltaron su legado con la Institución.

    Durante su vida de servicio público, el dirigente político y gremial, nacido en La Paz, lideró múltiples procesos dirigidos al bien común de su región y del país. “Agradecemos su importante gestión para la creación de la Sede de La Paz y su acompañamiento permanente. Su don de servicio, entrega y dedicación quedan entre nosotros como enseñanza y ejemplo de vida”, indica el comunicado de las directivas de la Institución.

    Además, en su cuenta de Twitter, la profesora Dolly Montoya Castaño, rectora de la UNAL, manifestó: “El abogado Alfonso Araújo dedicó toda su vida al servicio de la sociedad y al desarrollo del Cesar. Agradecemos su compromiso con la UNAL; él presidió la veeduría ciudadana al proyecto de construcción y dotación de la Sede de La Paz, con su valioso apoyo en la gestión para la consecución de los recursos para la construcción del edificio aulas laboratorio y bienestar de nuestra Sede. Un abrazo de condolencia para su familia”.

    El abogado, quien falleció a los 99 años de edad, también fue congresista y uno de los fundadores del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), una disidencia del Partido Liberal.

    Legado de Araújo Cotes

    El libro Personas emblemáticas en el departamento del Cesar: Crónicas biográficas,editado por el Laboratorio de Paz Territorial, plasma que el dirigente Araújo Cotes también fue dirigente gremial, director del Instituto de Fomento Municipal (Insfopal) y presidente de la Asociación de Ovinocultores del Cesar (Ovicer).

    Se definía como un servidor público que dedicó toda su vida a ayudar a la gente, a servir a la comunidad, a su pueblo y a las personas en las diferentes instancias en las que estuvo, algo que lo satisfacía enormemente porque sentía haber cumplido con la misión que se propuso.

    Según dijo en su propia voz, “esta vocación de servicio nace porque La Paz era un pueblo abandonado y prácticamente menospreciado por la dirigencia y la institucionalidad que se manejaba desde Valledupar”.

    “De aquí salimos los tres primeros profesionales: un médico y dos abogados, entre los cuales estaba yo, que me instalé en Valledupar, me introduje en esa sociedad que tenía el poder económico y electoral para lograr que el pueblo no fuera mirado de manera despectiva, sino que fuera respetado y su gente tenida en cuenta”, relató.

    Alfonso Araújo Cotes se dedicó con vehemencia y entusiasmo a la creación de la UNAL Sede de La Paz y fue veedor ciudadano de los recursos que se destinaron para este fin.

    “La Universidad es para servir a la comunidad. Logramos la Sede acá para que sirviera de motor orientador de los pueblos y de la comunidad, porque cuenta, como ninguna otra institución, con la manera de coadyuvar al gran desarrollo de esta región”, se lee en el libro.

    En la misma publicación se refirió a la muerte así: “Lo tomo como un hecho natural. Estoy resignado a que Dios me lleve y no tengo angustia porque siento que cumplí con mi deber, como padre, como ciudadano y como hijo de esta tierra. Logré lo que me propuse, levanté un hogar, ayudé a resolver muchos problemas de la comunidad, aun en detrimento de los propios, y es algo que me tranquiliza”.

    Su último homenaje

    El último homenaje en vida se lo dio precisamente la Institución en noviembre de 2022, cuando la profesora Marcela Camacho, vicerrectora de la UNAL Sede de La Paz, organizó un acto dedicado a este dirigente, quien estuvo acompañado de familiares y amigos, y un grupo de docentes, administrativos y estudiantes de la comunidad universitaria.

    “Señor Araújo Cotes: usted hizo realidad la Fase I de la Universidad; es un hijo emblemático del Cesar, que ha encendido la ruta para que la Universidad Nacional de Colombia se ancle, se enraíce y construya el Cesar del futuro: un Cesar incluyente, justo y próspero, donde todos y todas podamos hacer un proyecto de vida”, recalcó la vicerrectora en ese momento.

    “Fueron muchos contratiempos para que esta Institución de Educación Superior tuviera los recursos; me siento honrado de que haya emprendido la segunda etapa de construcción de una universidad modelo en el país, que tendrá una repercusión significativa en los jóvenes de la región, quienes contarán con formación de tanta calidad como en Bogotá, Medellín o Palmira”.