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Medioambiente

UNAL entra en el mercado de los bonos de carbono y créditos de biodiversidad

    Con la Reserva Nacional Forestal Bosque de Yotoco, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) será la primera institución de educación superior del país en emitir bonos de carbono –para que las grandes industrias puedan compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)– y certificados de biodiversidad para que estas mismas aporten recursos y demuestren contribuciones adicionales en conservación y manejo sostenible.

    La UNAL Sede Palmira da un paso trascendental en la protección del medioambiente y el fomento de la sostenibilidad, al anunciar su entrada en el mercado de los bonos de carbono y créditos de biodiversidad, iniciativa que surge como parte de una alianza con la Fundación Cataruben.

    En sus inicios la Reserva Forestal Natural Bosque de Yotoco (Valle del Cauca) contaba con una extensión aproximada de 559 hectáreas; sin embargo, gracias al valioso esfuerzo de conservación realizado por la UNAL en los últimos años, ha crecido hasta alcanzar 1.224 hectáreas que albergan una gran diversidad de flora y fauna y es el hogar de especies amenazadas como la pava caucana, el mono aullador rojo y la rana rubí, entre otras variedades migratorias que encuentran refugio en este hábitat.

    Además de ser un laboratorio natural que recibe a investigadores nacionales e internacionales, la Reserva ofrece diversos servicios ecosistémicos entre los que se destacan el abastecimiento de agua, la conservación de la biodiversidad, el reciclaje de materia orgánica, el control de la erosión y el mantenimiento de la fertilidad del suelo, elementos vitales para el equilibrio y bienestar del ecosistema.

    A partir de la alianza con Fundación Cataruben, la UNAL Sede Palmira cuantificará en toneladas el CO2 equivalente capturado en la Reserva y que ha evitado emitir a la atmósfera en este tiempo; esto permitirá emitir certificados que pueden ser comprados por empresas, industrias y personas que deseen compensar sus propias emisiones.

    Por ejemplo, cuando una industria se compromete a compensar sus emisiones de GEI puede adquirir bonos de carbono que representen esas reducciones de emisiones realizadas por proyectos en otros sectores o países. Estos proyectos pueden ser protección de bosques (como en el caso de la Reserva), uso de energías renovables o la modernización de tecnologías.

    “Los recursos de este proyecto serán reinvertidos para el impulso de la sostenibilidad y la investigación en la Reserva, lo que facilitará ampliar la zona de conservación y mejorar la protección de este valioso ecosistema”, explica el profesor Mario Augusto García Dávila, decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira, quien destaca la importancia de esta alianza para fortalecer y garantizar la sostenibilidad de la Reserva en el tiempo.

    Además de los bonos de carbono, la iniciativa abarcará los “créditos de biodiversidad”, mecanismos financieros diseñados para apoyar proyectos de conservación que contribuyan a la protección de ecosistemas y especies en peligro.

    Edwin Hincapié Peñaloza, gerente de biodiversidad de la Fundación Cataruben, señala que “para este caso también se cuantificarán las unidades de ganancias netas de biodiversidad que existen en la Reserva. Las empresas interesadas en certificar actividades adicionales relacionadas con la biodiversidad podrán obtener estos créditos a través de un intercambio financiero con el proyecto”.

    Los recursos de la UNAL para cuantificar el carbono y la biodiversidad en la Reserva incluyen una estación meteorológica que proporciona datos sobre precipitación, humedad, temperaturas y evapotranspiración; instalaciones e investigaciones previas, además del equipo de trabajo altamente calificado y la fuerte relación con la comunidad aledaña.

    El profesor Carlos Germán Muñoz Perea, vicedecano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira, señalar que “también evaluaremos diversas metodologías, desde el uso de imágenes satelitales para obtener una visión general del estado de los ecosistemas en el tiempo, hasta mediciones periódicas de emisiones de CO2 y biodiversidad en la reserva”.

    Por su parte, Ana María Manrique, representante de los estudiantes de la UNAL Sede Palmira, quien cursa octavo semestre de Ingeniería Ambiental, considera que “este enfoque permite darles valor económico a los servicios ecosistémicos proporcionados por la Reserva y representa una oportunidad invaluable para que los estudiantes lleven su conocimiento a la práctica y generen un impacto positivo en el medioambiente y en las comunidades locales”.

    Aunque el proceso de certificación hasta ahora empieza, el equipo estima que en un periodo de dos años el proyecto ya esté ofreciendo créditos de biodiversidad a entidades interesadas, tanto nacionales como internacionales. Se espera un alto interés en el sector minero y bancario, para los que la sostenibilidad y el capital natural son temas cada vez más relevantes.