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Desarrollo Rural

UNAL capacita a profesionales en ensayos para determinar límites máximos de residuos de plaguicidas

    En la agricultura es una práctica común usar plaguicidas para controlar plagas y enfermedades que afectan los cultivos. Sin embargo, la presencia de residuos de estos productos en los alimentos genera preocupación. La Universidad Nacional de Colombia (UNAL), a través del Centro de Excelencia Regional para Latinoamérica y el Caribe en Ciencias de Plaguicidas (CECP), entrenará a profesionales de 14 países en establecer ensayos para determinar los límites máximos de residuos de plaguicidas.

    Los cultivos menores son aquellos diferentes al maíz, el trigo, la soya y el algodón, los cuales abarcan una gama de 238 productos en el mundo, incluyendo una rica diversidad de frutas, verduras, hortalizas y hasta hierbas aromáticas. Y así como otros cultivos, también requieren del manejo de antrópodos plaga, enfermedades y maleza.

    Para estos fines, los agricultores recurren al uso de plaguicidas, que aunque resultan efectivos, pueden dejar residuos en las plantas.

    Por eso organismos internacionales como el Codex Alimentarius –una organización conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)– y la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen límites máximos de residuos (LMR) para estos productos químicos, con el fin de garantizar la inocuidad y normalizar el comercio internacional de alimentos.

    Expertos señalan que aunque los plaguicidas son importantes, muchos de los utilizados en estos cultivos carecen de LMR, lo que dificulta su comercialización.

    Recientemente se dio un importante paso en la región con la designación de la UNAL como Centro de Entrenamiento para América Latina y el Caribe para perfeccionar e implementar procesos para generar datos globales sobre la magnitud de los residuos, a través de ensayos de campo y de laboratorio. La elección fue realizada por la Fundación de Uso Menor (Use Minor Foundation), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y el Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF).

    Como anfitriona, desde hoy y hasta el 21 de junio la UNAL desarrollará el curso teórico-práctico sobre el establecimiento de ensayos para determinar los límites máximos de residuos de plaguicidas, con 35 participantes de 14 países de América Latina y el Caribe: Argentina, Perú, Honduras, Bolivia, Chile, México, Panamá, Ecuador, República Dominicana, Colombia, Salvador, Costa Rica, Guatemala y Paraguay.

    Los profesores Adriana González, Sandra Gómez y Augusto Ramírez, de la Facultad de Ciencias Agrarias, impartirán el entrenamiento en ensayos de campo. “Tenemos 19 participantes que establecerán ensayos en feijoa, cebolla puerro y uchuva, aplicando diferentes protocolos y equipos en el Centro Agropecuario Marengo de la UNAL”, explica la profesora González.

    En paralelo, los profesores Jairo Guerrero y María José Martínez, del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias de la UNAL, liderarán la capacitación de 16 participantes quienes recibirán instrucción en el análisis de los LMR en el laboratorio.

    Una de las participantes es la licenciada en Química Mariana Alba, de Argentina, quien trabaja en el Laboratorio de Residuos de Plaguicidas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. Ella explica que en su país tienen muchos productos de exportación como el limón que requieren de esas garantías de seguridad.

    “Desde el laboratorio hacemos el soporte para que todos puedan salir del país de forma segura. Aunque nosotros tenemos límites máximos de residuos, estos proyectos para el establecimiento LMR son muy importantes para cultivos ya sean nuevos o menores que quizá en Argentina no tenemos regulados”, precisa.

    Entre el campo y el laboratorio

    Para determinar límites máximos de residuos se deben realizar pruebas en el campo como en el laboratorio, y para ello es esencial que ambos procesos se realicen bajo buenas prácticas agrícolas y de laboratorio. Según los expertos, la precisión en estos estudios garantiza que el contenido de moléculas usadas como producto del manejo fitosanitario del cultivo no superen los LMR establecidos en el Codex.

    Augusto Ramírez Godoy, del Departamento de Agronomía de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL, explica que los ensayos están condicionados por los siguientes factores: el tipo de cultivo, la zona, el producto que se va a evaluar, su dosis y la forma de aplicación.

    Para ejecutarlos se cuenta con un director de estudio, quien desarrolla con su equipo de trabajo los ensayos en diferentes partes del mundo, siguiendo un protocolo previamente establecido.

    “Con la información que arrojan los ensayos, se hace el reporte a la oficina del Codex Alimentarius y estos determinan el límite máximo de residuo para ese plaguicida en ese cultivo menor”, precisa el profesor.

    En el laboratorio los procesos son diferentes. Según explica el profesor Jairo Guerrero, del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias de la UNAL, una vez que las muestras llegan al laboratorio, comienza un proceso detallado de preparación y análisis.

    “Primero se recibe la muestra y se verifica su integridad mediante un sistema de gestión de calidad que incluye la ISO 17025 y las Buenas Prácticas de Laboratorio (GLP). Esto asegura que los resultados sean confiables y reproducibles”, anota.

    La muestra pasa por varios pasos: preparación, procesamiento, extracción, limpieza, análisis y confirmación. Por ejemplo, en el análisis de plaguicidas se utilizan técnicas avanzadas como la cromatografía para identificar y cuantificar los residuos de plaguicidas presentes en las muestras.

    El profesor Guerrero reitera que “aunque en el laboratorio se emplean tecnologías avanzadas y métodos validados que permiten un análisis preciso y detallado en la extracción y limpieza de las muestras, se prevén algunas metodologías aún más rápidas”.