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UNAL atiende urgencia de socavación en el río Medellín

    Para atender la emergencia de socavación que pone en riesgo el corredor de la Avenida Regional en Bello, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín diseñó una barrera de protección en los costados del canal del río Medellín, con cerca de 450 geobags, bolsas fabricadas en polietileno permeable. En la actualidad la Institución también trabaja en el diseño de la solución definitiva a esta problemática.

    Recientemente las Secretarías de Gestión del Riesgo y Obras Públicas del municipio de Bello dieron a conocer que el aumento de las lluvias en el Valle de Aburrá agravaron la socavación –que tiene entre 1,7 y 2 m de profundidad– poniendo en riesgo una de las calzadas por donde cada día circulan alrededor de 60.000 vehículos hacia el norte de la región. Ahora está a solo 1 m de desaparecer.

    Una barra de 150 m de longitud y casi 25 m de ancho, conformada por placas de concreto sueltas, son las responsables de restringir la capacidad del canal; así el flujo de agua se ha recostado sobre su margen izquierda, ocasionando el problema de erosión.

    La profesora Lilian Posada, directora del grupo de investigación en Hidráulica Fluvial de la Facultad de Minas de la UNAL Sede Medellín, menciona que “este canal tiene paredes de placas de concreto, lo que lo hace artificial, por eso siempre hay que estar monitoreando el aumento de caudales las sequías, porque es ahí donde se forman procesos de erosión o sedimentación”.

    Solución a la socavación

    Para atender la emergencia de la socavación de dicha margen, después de hacer los estudios y diseños técnicos se planea mover la barra y aprovecharla, incorporándola en las geobags como un enrocado de protección que, por ser estables, servirían de muro de contención.

    “Las geobags son permeables, por lo que dejan entrar el agua, pero el material que hay en su interior no se sale. La idea es que el río recargue la humedad en épocas de aguas altas y la almacene en la planicie para que en épocas de sequía el agua se devuelva al canal. Si crea una barrera de concreto, esta no tendría capacidad de almacenamiento y las crecidas van a subir de nivel y es ahí en donde se empieza a socavar”, explica la docente.

    Agrega que “antes solo había unas placas de contención de las paredes del canal porque se creía que el río, por ser tan ancho, no iba a ocupar sus márgenes”.

    Dicha medida está contemplada para abordar la urgencia e impedir que se pierda la calzada vial. Para tratar a fondo esta problemática, se planea construir una llave de socavación para evitar que se vuelva a formar dicha barra que impide que el flujo de agua circule con normalidad.

    La académica resalta que “la solución de la llave es hacer que el flujo tenga la fuerza suficiente en verano y en invierno, para movilizar los sedimentos que aportan las 260 quebradas en diferentes épocas del año. En invierno el flujo la tiene, pero en verano el flujo es poco, y es por eso que hay que ayudarle, direccionando el flujo hacia la barra, para que esta la limpie”.

    Otra parte de la obra de mitigación estaría proyectada para que el canal tenga una función autolimpiante en la que, por medio de estructuras hechas en el piso, se buscaría dirigir el flujo de agua hacia el punto donde se formen barreras de sedimentos.

    Además, se espera conducir las aguas que puedan recaer sobre el canal, con un sistema de tuberías para que el agua llegue hasta el fondo sin chorrear y sin empastarlo.

    “Esperamos poder atender la emergencia por completo en un mes y concluir las obras definitivas al cabo de tres meses aproximadamente”, indica.