¿Una Universidad sin clases y sin profesores en 20 años?

De esta manera lo planteó Claudia Lucía Ordóñez, directora académica de la Sede Bogotá, durante el foro "Vamos a construir un plan para tener en 20 años la U.N. que queremos", organizado por la Cátedra Patiño Restrepo, de la Vicerrectoría de Investigación. "Deberíamos llegar al funcionamiento autónomo de los estudiantes, a una U.N. sin clases magistrales", dijo la funcionaria.

Según la directora académica, se debe pasar de un profesor clásico que impresiona con sus conocimientos y su hoja de vida, a otro más tolerante que permita al alumno explorar y plantear ideas. "En esencia, no deberíamos tener profesores sino tutores, que acompañen la formación del estudiante sin imponer", agregó.

Al respecto, relató como anécdota una charla reciente que sostuvo con José Félix Patiño, exrector de la U.N., quien le compartió su experiencia cuando llegó al Centro Médico de la Universidad de Yale para iniciar su maestría en Cirugía General, Torácica y Cardiovascular.

"Me dijo que se había encontrado una universidad donde no había clases ni horarios. Los exámenes eran electivos, se presentaban si querían; un lugar donde el alumno solicitaba reuniones con profesores cuando lo requería, un mundo que, según dijo el profesor Patiño, le costó mucho trabajo dominar", relató la profesora Ordóñez.

Por eso, añadió, la formación de los estudiantes debe ser distinta a como se hace hoy. Se requiere que ésta no tenga necesariamente salones de clase y que los estudiantes no sean actores pasivos que miran y captan lo posible de una presentación", agregó. Un cambio que según ella debe darse poco a poco y que dependerá no solo de decisiones administrativas, sino también de la propia comunidad estudiantil".

A lo anterior se deben sumar unas facultades con convenios efectivos con el mundo exterior, que permitan a sus educandos la interacción con la vida real.

Otros expertos, como Germán Rueda, director académico de la U.N Sede Palmira, señaló que la Universidad debe comenzar por solucionar algunos problemas financieros y de infraestructura para adecuarse al nuevo milenio. En ese sentido, puso como ejemplo la experiencia que enfrentan en esta ciudad del Valle del Cauca, donde el complejo de edificios y de aulas está diseñado para albergar a 600 estudiantes, pero hoy son 3.200.

"Ya existe un plan de renovación de edificios antiguos, así como los planos para la construcción de un nuevo complejo de Bienestar Universitario, que sin embargo está retrasado por falta de presupuesto; además, la Sede Palmira no tiene suficientes profesores, lo que restringe los proyectos de investigación y extensión", afirmó el profesor Rueda.

Durante la jornada también se escucharon otras opiniones sobre cómo debería ser el futuro, entre ellas, ideas en torno a la necesidad de que la U.N. sea más incluyente, en la que los estudiantes "una vez egresados" no deban buscar un trabajo para, ahora sí, comenzar a aprender; donde sus sedes estén integradas y no trabajen como islas. Una Institución que no promueva la "educación pública elitista", sino que reciba a muchos más jóvenes con deseos de capacitarse. Y, como dijo Verónica Botero, directora de Investigación y Extensión de la Sede Medellín: "Donde prime una enseñanza excelente, pero con realismo".