Según la directora nacional de bibliotecas de la U.N., Sonia Valencia Grajales, la importancia de contar con este código radica en la visibilidad que tendrá la producción científica hecha en la Universidad.
El DOI se asigna principalmente a artículos de revistas electrónicas, sin embargo también sirve para libros, capítulos de libros, comunicaciones de congresos, actas, software y videos.
"Este sistema localiza un documento y garantiza que esté siempre en red. No importa si la revista dejó de publicarse o se cayó el servidor, el texto permanece allí", añade Sonia Valencia.
Y agrega: "Esta es una necesidad que teníamos con los grupos editoriales de la universidad, pues es necesario citar recursos científicos y compartir información de forma transparente".
La estructura que debe tener el código arranca con el directorio DOI (http://dx.doi.org), luego la agencia internacional de registro CrossRef asigna el prefijo que representa la Institución y luego el sufijo que identifica el objeto digital.
"Arrancamos a hacer el ensayo con la revista Dyna y la codificación ya aparece en internet. Dentro del directorio se escriben datos como el autor, el título, el abstract, las palabras clave y su origen", cuenta la directora nacional de bibliotecas de la U.N.
De igual forma, esta iniciativa facilita el acceso a los textos a partir del uso de buscadores, sea al escribir el código o las palabras clave del escrito.
Entre las ventajas que tiene el Digital Object Identifier se encuentra (además de la garantía del acceso directo) el aumento de la visibilidad de las publicaciones científicas, lo cual genera mayor nivel de citación por esa rápida identificación en internet.
Asimismo, da garantía de la propiedad intelectual del recurso electrónico, gracias a la información incluida en el DOI y permite que haya operaciones interdependientes con otras plataformas, repositorios o buscadores.