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Transporte de hidrocarburos: un riesgo rodante por las carreteras colombianas

    En Colombia las sustancias químicas peligrosas –como la mayoría de la carga– se transportan en vehículos de carga terrestre, por lo que el riesgo de accidentes recae no solo en los transportadores, sino también en los demás usuarios de las vías. Un estudio sobre esta situación identificó las carreteras con mayor probabilidad de siniestros y diseñó una herramienta para prevenir los daños.

    “En algún momento todos los colombianos nos exponemos a los riesgos del transporte de hidrocarburos, porque ¿quién de nosotros no ha viajado entre ciudades o municipios, y quién no se ha quedado atrapado en un trancón en la carretera? En estos desplazamientos es común encontrarse con carrotanques que llevan combustibles”, sostiene Natalia Godoy Silva, magíster en Ingeniería Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien analizó minuciosamente los datos históricos de accidentes y derrames en el transporte de hidrocarburos en Colombia.

    Su estudio le permitió identificar las rutas más frecuentes, los puntos críticos de riesgo y las 3 sustancias más involucradas en incidentes de este tipo: gasolina, ACPM y petróleo, dada su frecuencia de transporte y su potencial de peligrosidad.

    Además, que los departamentos con mayor número de siniestros viales que involucraron camiones de carga en 2022 fueron Antioquia, Cundinamarca y Boyacá, seguidos de Magdalena y Cesar.

    En cuanto a los corredores viales –por donde se transportan hidrocarburos líquidos–, los que presentaron mayores de datos de siniestralidad entre 2015 y 2019 fueron:

    • Tolima, en los corredores Ibagué–Girardot, e Ibagué–Venadillo–Lérida.
    • Meta, en los corredores viales Villavicencio–Puente Arimena, Bogotá–Villavicencio, y Granada–Villavicencio.
    • Centro del país y Cundinamarca, en los corredores Girardot–Bogotá, seguido por Puerto Salgar–Barranca.
    • Norte del país, en los departamentos de Cesar y Magdalena se destacan los corredores Bosconia–Ciénaga y Aguachica-San Roque.

    La magíster Godoy ha trabajado más de 10 años en el sector de hidrocarburos, lo que le permitió identificar además un problema crítico sobre la falta de recursos y conocimientos especializados para realizar análisis de riesgos efectivos en el transporte de sustancias peligrosas como gasolina, petróleo y ACPM.

    “Noté que para analizar los riesgos potenciales era necesario hacer unas simulaciones, que representan un dinero importante que las compañías deben invertir”, explica la ingeniera.

    Así mismo señala que no todas las compañías de transporte se especializan en análisis de riesgo; la mayoría solo se enfocan en transportar sus sustancias e intentar hacerlo de manera segura, pues por la naturaleza inflamable y volátil de los hidrocarburos esta actividad es considerada como de alto riesgo.

    Una herramienta para analizar el riesgo

    Un accidente –como una colisión o una fuga de estos líquidos– puede desencadenar incendios y derrames que contaminan el ambiente y ponen en riesgo la vida de las personas. Lo preocupante es que estos incidentes pueden ser causados por el mal estado de las carreteras, aunque también se atribuyen a factores externos como la conducción imprudente.

    La magíster le apostó a crear un modelo a través de un software de uso libre que ayuda a simular diferentes escenarios de accidente, como la liberación de líquido o la formación de una nube de vapor, e incluso determinar la potencial área afectada por la materialización de un incendio. Con esta información es posible determinar las áreas que se podrían afectar por el derrame, la probabilidad de que las personas entren en contacto con sustancias peligrosas, y los daños que podría sufrir el ecosistema.

    El modelo mejora la seguridad en el transporte de hidrocarburos en Colombia porque permite simular escenarios de accidente con pérdida de contención como derrames e incendios, ayudándoles a las empresas a identificar oportunamente las potenciales áreas de riesgo.

    “A diferencia de otras soluciones disponibles en el mercado, para su operación esta herramienta no requiere inversión en el análisis de las sustancias ni conocimientos específicos avanzados. La idea es que esto sirva como metodología tanto para las empresas que transportan las sustancias como para las personas que planean las contingencias y emergencias mediante la interpretación de los resultados”, afirma la ingeniera Godoy.

    Un caso de estudio utilizado para validar la herramienta fue un accidente real ocurrido en el municipio de Silvania (Cundinamarca) que involucró a un tractocamión de tres ejes que transportaba petróleo crudo, el cual se volcó luego de que el conductor perdiera el control del vehículo.

    La información disponible sobre el incidente era limitada, lo cual es común en muchos casos de accidentes de transporte de hidrocarburos. Los datos proporcionados por la empresa responsable solo incluían el volumen del producto derramado (300 galones), sin detalles adicionales sobre las condiciones específicas del accidente o sus consecuencias inmediatas.

    Pese a estas limitaciones, la simulación pudo generar estimaciones de las áreas potencialmente afectadas por un incendio de charco y la dispersión de contaminantes.

    “La asequibilidad de la herramienta generaría importantes análisis de riesgos, y además permitiría que las empresas más pequeñas implementen prácticas de seguridad más robustas y midan el potencial impacto mediante la aplicación de indicadores de punto medio, cuantificando los factores de estrés que generan este tipo de accidentes”, explica la investigadora.

    Señala además que “el modelo ayudaría en la planeación y atención de los accidentes relacionados con el transporte de hidrocarburos, y podría aplicarse a la industria en general que involucre sustancias químicas”.

    Este desarrollo que surgió en las aulas de la UNAL ya se está aplicando en la industria, en empresas del territorio colombiano.