Transición energética en Colombia también es social y política
Cada país adapta la transición energética a su realidad y contexto. Foto: archivo Unimedios.
El Seminario Nacional “Sentipensares y pluriversos en la transición energética” fue organizado por el IDEA de la UNAL, en la Sede Palmira. Fotos: Helmuth Ceballos - Unimedios Palmira.
“La energía nos compete a todos”, afirmó la profesora Judith Rodríguez, coordinadora del IDEA Sede Palmira.
“En los próximos 40 años el mundo seguirá dominado por los combustibles fósiles”, advirtió el académico Bouille.
El profesor Omar Freddy Prías Caicedo, de la UNAL Sede Bogotá, lidera la construcción de la política energética nacional de la UNAL.
“En Colombia la transición implica diversificar la canasta energética”, señaló Yonatan Cadavid, especialista de Celsia, empresa de energía.
En el Seminario, la profesora Luz Stella Cadavid ofreció la conferencia “Biogás a partir de biomasa residual: fuente de energía renovable y progreso para el trópico”.
Foro “Contribuciones de la agroecología en la transición energética”, con Manuel Suárez, joven productor miembro de la Escuela de Pensamientos Agroecológicos de la REDMAC, y las profesoras Judith Rodríguez y Ángela Londoño.
La conferencia “Energías para la transición” estuvo a cargo de la ambientalista y activista colombiana Tatiana Roa, coordinadora del área de energía y justicia climática de Censat Agua Viva.
Indira Cristina Portocarrero, líder de género de la Transición Energética Justa del Ministerio de Minas y Energía, presentó la “Ruta de la transición”.
Yurshell Rodríguez, ingeniera ambiental de la UNAL Sede Palmira, dictó la conferencia “Cambio climático: activismo, carbono azul y otros retos”.
Para el experto, “los mayores desafíos son técnicos y económicos porque significan altas inversiones, ya que las fuentes renovables de energía son mucho más costosas en capital que las convencionales”.
“El 95 % del precio de un panel solar es el costo capital, que está inmovilizado durante su vida útil, así el precio por kilovatio instalado es mucho más alto en una central eólica o solar que en una central térmica convencional que funciona con gas natural, que es más barato y se recupera más rápido”, manifestó.
Pese a que el país cuenta con posibilidades de desarrollo energético, urgen transformaciones sociales y políticas que promuevan un cambio en la cultura de consumo y una transición energética sustentable y factible, no solo en términos económicos sino también políticos, sociales y ambientales. En esta idea coincidieron los expertos nacionales e internacionales convocados al Seminario.
Por su parte, el profesor Omar Prías Caicedo, de la Facultad de Ingeniería de la UNAL Sede Bogotá, director de la Red Colombiana de Conocimiento en Eficiencia Energética, considera que “el problema no se resuelve con paneles solares sino con la forma de usar la energía o la manera más eficiente de hacerlo”.
Por ejemplo, Colombia es un país con muchas posibilidades de desarrollo energético gracias al viento, al sol y a su capacidad hídrica. Sin embargo, en el país el 75 % del consumo de energía recae en los combustibles fósiles: petróleo 43 %, gas natural 23 % y carbón mineral 10 %.
El experto planteó además que “la energía puede ser una variable fundamental para que en Colombia se dé el pacto social y político; si todos los ciudadanos tienen acceso a este servicio básico es posible que la calidad de vida mejore, lo cual significaría más oportunidades de producción y desarrollo del campo”. En la actualidad, el académico lidera la construcción de la política de eficiencia energética de la UNAL.
El concepto de valoración de sistemas mediante la energía prácticamente no tiene límites, dadas las múltiples dimensiones que la rodean.
Durante el Seminario, la profesora Judith Rodríguez Salcedo, directora del IDEA de la Sede Palmira, expuso como ejemplo la sostenibilidad de sistemas agroecológicos y la “emergía” (calidad de las diferentes formas de energía), demostrando que las comunidades campesinas de agricultura familiar y comunitaria en producción agroecológica han avanzado en la transición energética regional.
La medición de la emergía para un sistema productivo contabiliza los recursos tanto naturales renovables (lluvia, nitrógeno atmosférico, viento y sol) como no renovables, el aporte del acervo sociocultural de la familia y de las personas que habitan la finca, y los recursos comprados como servicios y materiales.
“Cada finca agroecológica tiene una emergía propia; la eficiencia emergética dada como porcentaje de renovabilidad incluyente (%RH) demuestra la sostenibilidad de los sistemas agroecológicos y su aporte a las regiones de servicios ambientales”, destaca la docente.
“Una finca agroecológica tiene un índice energético de eficiencia de 80 %, llamado porcentaje de renovabilidad incluyente, que equivale a la relación de los aportes por recursos renovables y de acervo sociocultural respecto a la emergía total de la finca, y que fue necesaria para la producción de esta”, dijo la investigadora.
Para la profesora Ángela Londoño, del Grupo de Investigación en Agroecología, “los sistemas sociales están sujetos a las leyes de la termodinámica y a su segunda ley, que es la entropía. Los ‘sistemas altamente entrópicos’, o intervenidos por los humanos –como la deforestación, los incendios forestales, etc.– han provocado que la sociedad pase de sistemas ordenados a sistemas desordenados”.