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Salud

Tigrillo bebé que llegó agonizante, la nueva cruzada de la Urras

    Una cachorra de tigrillo, que debió ser tratada con oxígeno, canalizada y estabilizada, fue salvada de morir por el personal de la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres (Urras) de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

    El ejemplar, encontrado por miembros de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) en Guaduas (Cundinamarca), fue atendida inicialmente en esa entidad, donde le brindaron los primeros auxilios y trataron de estabilizarla, pero debido al complejo cuadro clínico que presentaba fue remitida a la Urras para tratar de salvarle la vida.

    “Es una hembra, llegó muy grave, sin pelaje en las patas, agonizante, con pulgas, pero se le ha dado toda la atención especializada que requiere; hoy, una semana después de haberla recibido, ya come, camina y se mantiene alerta”.

    Así describe Miguel Nova, médico veterinario de la Urras, la evolución de la cachorra que fue remitida por la CAR a la Unidad de la UNAL.

    El espécimen, que a simple vista parece un cachorro de gato, aún no ha sido clasificado y no ha sido posible establecer si se trata de un Leopardus tigrinus, o tigrillo lanudo, una especie clasificada como vulnerable, o un Leopardus pardalis, conocido también como ocelote, por lo que todavía no se ha determinado su edad y otras características.

    “No sabemos qué pasó con ella: pudo haber sido capturada para tráfico ilegal y después abandonada, o de pronto su madre murió y quedó sola, su mamá pudo haberla abandonado por huir de algún depredador o del ser humano; no podemos asegurar cuál había sido su historia, lo cierto es que nos hemos dedicado 24/7 a este individuo y ya hemos logrado que coma y se levante”, precisa el veterinario de la UNAL.

    Después de su recuperación y rehabilitación, la Urras realizará un diagnóstico y recomendaciones sobre el futuro del animal. “Aunque logramos salvar y cuidar a muchos de los animales que llegan aquí, muy pocos pueden ser reincorporados a su hábitat natural. En este caso, es poco probable que pueda ser liberada, nosotros la cuidamos y alimentamos, pero lamentablemente no tendrá el aprendizaje que le proporciona su propia especie”, precisa.

    Hoy el felino está recibiendo alimentación con fórmulas especialmente diseñadas por el personal de Urras y se le suministra calor a través de una manta térmica. “Es una alegría muy grande ver cómo se va recuperando; aunque el proceso será largo, vamos bien”, puntualiza el médico veterinario.

    Intervenciones complejas

    Actualmente en las instalaciones de la Unidad hay dos tigrillos más: uno que estaba herido y al que fue necesario amputarle una pata trasera, y otro más que tenía un campesino en su poder.

    La Urras recibe entre 100 y 150 animales al mes, de todas las especies –mamíferos, aves, anfibios–, y muchos de ellos requieren intervenciones complejas. “Tenemos un quirófano moderno, capacidad para realizar todo tipo de exámenes de laboratorio, radiología, y un personal de profesionales, técnicos y estudiantes dispuestos a salvar a los animales”, asegura el veterinario Nova.

    Desde su creación en 1995, la Urras se convertido en una opción de vida para el manejo médico, nutricional y biológico de animales silvestres colombianos objeto de tráfico ilegal y accidentes fortuitos.