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Ciencia y Tecnología

Terapia reparadora aceleraría cicatrización de heridas agudas de la piel

    Heridas de quemaduras o úlceras podrían sanar en menos tiempo mediante el uso de un cóctel de proteínas con factores de crecimiento, los cuales son producidos por las células madre mesenquimales de tejido graso de la piel. La innovación, que se ha probado en ratas, podría ser no solo una solución terapéutica para este tipo de lesiones, sino llegar en un futuro a controlar y tratar heridas crónicas.

    Las heridas agudas de la piel afectan a los pacientes no solo física sino también emocional y socialmente. “Además de dolor crónico, limitaciones en la movilidad, depresión, sentimientos de enojo y frustración, presentan alteraciones en la percepción de la imagen corporal, aislamiento, pérdida parcial o total de la independencia y disminución de su capacidad para trabajar”.

    Así mismo, estas manifestaciones tienen un impacto significativo en la economía del sistema de salud: solo en los Estados Unidos, el tratamiento de las heridas que no cicatrizan representa 50 millones de dólares en costos de atención médica cada año.

    Desde su experiencia familiar y profesional intentando curar heridas cutáneas a pacientes con diabetes, por ejemplo, la especialista Elga Johanna Vargas Carreño, doctora en Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se dio a la tarea de estudiar y generar nuevos protocolos y estandarizar procesos.

    El cóctel de proteínas, o medios condicionados, promueven la creación de vasos sanguíneos para nutrir el tejido que se iría formando en las lesiones cutáneas, por eso es considerado como una alternativa terapéutica.

    “Si se asegura una buena circulación de la sangre, o vascularización, se garantiza que a los tejidos lesionados lleguen la glucosa, el oxígeno y todos los nutrientes que necesitan para repararse”, explica la doctora Vargas.

    En su investigación doctoral constató que se puede pasar de cultivos celulares de dos dimensiones estáticos (2D) a un sistema tridimensional dinámico (3D). Los primeros hacen referencia a cultivos que se realizan en placas o frascos y los segundos a frascos de vidrio que tienen una hélice en su interior y que son puestos en una superficie magnética.

    El reto de su propuesta era obtener el conjunto de células que producen factores de crecimiento y proteínas (secretoma celular) y evaluar su potencial terapéutico en la regeneración y reparación de tejidos de seres vivos. Este estudio en 3D de células mesenquimales es el primero hecho en Colombia.

    “Luego, las células madre mesenquemiales se adhieren a microtransportadores para crecer en condiciones tanto de oxígeno adecuado (normoxia) como con bajos niveles de oxigenación (hipoxia).

    Del secretoma celular se evaluó su potencial de angiogénesis in vitro, es decir la capacidad para creas vasos sanguíneos. Mediante un ensayo in vivo también se analizó la capacidad funcional de curación de heridas cutáneas agudas en ratas.

    La investigadora afirma que durante las pruebas observó en los roedores la rápida curación de las lesiones cutáneas, “en solo 9 días las heridas ya estaban casi cerradas, además de tener una eficaz regeneración y reparación”.

    Una de las conclusiones al finalizar el experimento fue que “los medios condicionados en ambientes 3D dinámicas en hipoxia potencia su efecto terapéutico en el cierre de heridas cutáneas agudas”.

    Aunque hoy existen varios medicamentos e intervenciones terapéuticas para la curación de estas heridas, la doctora Vargas señala que “estos son moderadamente efectivos, ya que solo funcionan en el 50 % de los casos de la enfermedad de pie diabético, por ejemplo. Por eso hay interés en generar nuevas alternativas para curar heridas agudas y crónicas”.

    Explica además que es necesario llevar esta investigación de lo académico a lo práctico, y esto implica tener un músculo financiero que apalanque, por ejemplo, “la creación de un laboratorio que cumpla con las normas de buenas prácticas de manufactura, y contar con el insumo necesario para iniciar pruebas clínicas del tratamiento en heridas cutáneas debidas a insuficiencia vascular”.

    Así mismo, frente al desarrollo de esta nueva alternativa terapéutica, el profesor Orlando Chaparro Garzón, de la Facultad de Medicina de la UNAL y director del grupo de investigación Biología de Células Madres, está en el trabajo promover una spin-off que permita materializar este estudio en un futuro medicamento.