Para Lida Pérez Acevedo, profesora del Departamento de la Ocupación Humana de la U.N., es fundamental reconocer cuáles son los legados foráneos que persisten en la formación y ejercicio de la terapia ocupacional, dado que su construcción sociohistórica marca límites y posibilidades de uso y aplicación.
Durante la jornada "Terapia ocupacional en clave latinoamericana", Pérez Acevedo se refirió a una práctica colonial, es decir, una profesión en la que predominan conceptualizaciones de otras latitudes, particularmente estadounidenses, que clausuran las propias, tradicionales y ancestrales.
"Esto impide potenciar los logros de corte comunitario que hay en Colombia y posicionar esta práctica como líder en la región", añadió.
De forma más puntual, la docente se refirió al énfasis individual que permanece en el ejercicio, el cual restringe las posibilidades de una praxis relacional y compleja respecto a la ocupación humana e ignora y desaprovecha el valor ancestral de esta parte del continente, donde el quehacer colectivo es fundamental.
"Mientras lo individual se refiere a desarrollar un ser autónomo e independiente, la realidad del país y de Latinoamérica exige un estudio de la profesión vinculada a la colectividad, la solidaridad y el trabajo cooperativo", subrayó.
Según la experta, el entorno pide estrategias hacia lo propio, pero aún persisten tendencias a adaptarnos a lo de afuera.
No obstante, eso no significa que no se trabaje con la comunidad, pues este es uno de los frentes de mayor reconocimiento que tiene la terapia ocupacional. Sin embargo, la experta señala que es preciso develar los legados originarios que resguardan nuestros pueblos locales.
De todas formas, la docente asegura que este trabajo no busca erradicar la influencia foránea, sino potenciar la local a partir de un reconocimiento crítico de los aportes de otros contextos más cercanos a la región.
Categoría de andino
En su tesis del Doctorado en Ciencias Sociales, la profesora Lida Pérez plantea la importancia de visibilizar el legado andino, que prepondera las estrategias colectivas y solidarias de trabajo y que configura formas sociales distintas.
"La herencia inca y andina tiene que ver con relacionamientos colectivos y horizontales. Así, cuando hay personas enfermas o ancianas, viene toda la comunidad y trabaja por ellos, no para beneficio económico sino por el disfrute de ser solidario", agregó.
En su opinión, el andino tiene una forma muy natural de entender al otro como parte de uno mismo, lo que lleva al reconocimiento de la otredad como parte de la mismidad.
"Por eso, la U.N. y diversos pensadores del continente buscan producir una terapia ocupacional local, que parta de nuestro contexto y que nos permita posicionarnos a partir de lo tradicional", concluyó Lida Pérez.