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Salud

Tengo problemas con mi voz, ¿qué debo hacer?

    Si nota que su voz se ha vuelto ronca, que no logra notas altas cuando canta, que su garganta a menudo se irrita o tiene carraspera, presenta dolor o cansancio y debe esforzarse para hablar, usted podría estar presentando un trastorno de la voz que puede ser tratado con éxito si se diagnostica a tiempo.

    Según estimaciones del Servicio de Fonoaudiología del Hospital de Clínicas José de San Martín (Buenos Aires, Argentina), un 30 % de la población general padece de disfonía en algún momento de su vida; sin embargo, en los profesionales de la voz, como cantantes, locutores, actores, profesores, conferencistas o trabajadores de call center, la cifra llega hasta un 45 %.

    Además, durante la pandemia por COVID-19 el uso del tapabocas hizo que las personas forzaran su voz para hacerse escuchar.

    Al respecto, la logopeda Martha Peña Sánchez, fonoaudióloga de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que “nuestra voz es única y juega un papel importante sobre quiénes somos, qué hacemos y cómo nos comunicamos, por eso se debe cuidar”.

    Agrega que “muchas actividades pueden lastimar nuestras cuerdas vocales y provocarnos afonías, disfonías o ronqueras, entre ellas hablar demasiado, gritar, carraspear de manera constante, exponernos a cambios bruscos de temperatura, y sobre todo fumar y tomar bebidas con alcohol”.

    Los trastornos en la voz se pueden definir como el cambio en el sonido de esta; los más comunes son la afonía, que se presenta cuando nos quedamos sin voz o cuando suena con un susurro muy bajo, y por lo general se debe a problemas de la laringe; y la disfonía, que se caracteriza por una alteración del timbre o volumen de la voz, que nos obliga a hacer un mayor esfuerzo para comunicarnos.

    La disfonía puede suceder por varios factores e involucra tanto esfuerzo de la tarea en sí misma como hábitos personales o alteraciones respiratorias, endocrinas o gástricas.

    Otros trastornos son las infecciones, la subida de los ácidos gástricos hacia la garganta, los virus, los quistes en las cuerdas vocales (tumores no cancerosos), los tumores cancerosos y la parálisis o debilidad de las cuerdas vocales, que si no se tratan a tiempo pueden incluso llevar a la muerte del paciente.

    Banderas rojas

    Imaginemos una guitarra: si tocamos la cuerda más gruesa escuchamos un sonido grave, mientras la más fina da un sonido más agudo. De la misma manera, la inflamación y el engrosamiento de las cuerdas vocales por diversos factores suelen ser los responsables de las alteraciones de la voz.

    “También pueden existir lesiones en los órganos de la fonación, o que el simple uso vocal inapropiado, que normalmente necesita de una rehabilitación, haga que perdamos nuestras cualidades vocales”.

    “La fatiga o el cansancio durante o después de hablar, la sensación de falta de aire, el dolor o las molestias en el cuello y los hombros al hablar o tragar, dolor de oído después de hablar, sensación de cuerpo extraño en la garganta o pérdida de la voz parcial o total, son señales de alerta o banderas rojas que no se deben ignorar”, explica la fonoaudióloga Peña.

    Al respecto, advierte que “cualquier trastorno con una duración mayor a dos semanas debe ser atendido por un otorrinolaringólogo para detectar la presencia de lesiones, es importante no automedicarse y consultar a tiempo a un especialista”.

    Además, durante su participación en el programa Salud UNAL Contigo, iniciativa de la Facultad de Medicina de la UNAL, recomendó:

    • Mantener hidratadas las cuerdas vocales ingiriendo agua durante el día y procurar un correcto descanso.
    • Evitar hablar de más, sino solo lo necesario para que la voz no se canse demasiado.
    • No hablar en lugares donde el ruido sea muy alto, ya que por lo general cuando esto pasa las personas tienden a gritar.
    • Eliminar el hábito de carraspear constantemente, que puede resultar perjudicial para las cuerdas vocales.
    • Evitar en lo posible los ambientes con humo, ácaros o polvo, bebidas frías y el aire acondicionado.
    • Tratar de corregir los traumatismos vocales, carraspeos, estornudos ruidosos y tos excesiva.
    • Realizar calentamiento vocal como el tarareo, los trinos de los labios, soplar, estirar la cabeza, el tronco y las extremidades.
    • Evitar el consumo de cigarrillo y alcohol.
    • Reposar la voz después de haberla utilizado en exceso.