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Salud

Sobreuso de pantallas afectaría desarrollo cognitivo y auditivo

    Los niños y jóvenes que pasan más de 2 horas diarias frente a pantallas de televisión, tablets o celulares son menos curiosos, tienen menor autocontrol y estabilidad emocional, presentan el doble de probabilidad de tener comportamientos de ansiedad y depresión, y generarían mayores problemas para hacer amigos y para completar las tareas.

    Así lo expuso la fonoaudióloga María Fernanda Lara, docente y secretaria general de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien advirtió que el uso excesivo de distintas pantallas para ver programas o para videojuegos estaría ganando cada vez más fuerza entre la población infantil y juvenil, lo que afectaría su desarrollo cognitivo y comunicativo.

    Los niños entre los 11 y 12 años estarían empleando las pantallas durante más de 2 horas diarias, mientras que los jóvenes cercanos a los 17 años estarían invirtiendo cerca de 2,5 horas diarias en ver televisión.

    En la charla “Efectos del sobreuso de pantallas y dispositivos electrónicos en la salud”, del programa #SaludUNALContigo, de la Facultad de Medicina, la especialista indicó que después de una revisión de distintos estudios en los que se aborda este tema, encontró que las edades más críticas de caer en un sobreuso, y en la cual puede haber mayores repercusiones, es cercana a los 17 años.

    “Los niños que nacieron hace unos 15 años son nativos digitales porque están inmersos en la tecnología y es natural para ellos. Sin embargo, los efectos de las pantallas son diferentes en las generaciones anteriores; estos son niños que hacen menos actividad física, reduciendo la tasa del metabolismo y haciéndose más propensos al sobrepeso”, subrayó.

    Efectos negativos

    Según la especialista, en cuanto a los efectos cognitivos y comunicativos, cuando los niños superan el tiempo que deberían estar frente a las pantallas (no más de 2 horas al día en niños entre los 11 y 12 años) muestran signos como irritabilidad (cuando se les intenta apartar del dispositivo) y estado de ánimo bajo, porque el niño o joven necesita estar conectado.

    A nivel cognitivo tienen un desempeño escolar más bajo, ya que tienden a perder más asignaturas y a repetir más cursos, y presentan problemas comunicativos. También se ven efectos asociados con la hiperactividad, pues no logran terminar sus tareas ni concentrarse en una actividad específica.

    “Se recomienda que entre los 2 y 5 años los niños no tengan más de 1 hora al día de exposición, y preferiblemente con programas o videojuegos con contenido de calidad. En menores de 6 años se debe limitar el uso de las pantallas, ya que es la edad de la plasticidad cerebral y es un tiempo clave para que el niño realice procesos de aprendizaje”.

    Afectación a la salud auditiva

    Por su parte la profesora Liliana Neira, fonoaudióloga, especialista en Audiología y magíster en Lingüística Española, también invitada al encuentro, señala que “aunque aparentemente el uso de pantallas está más ligado a la capacidad visual de las personas, la experiencia en la pandemia ha demostrado que cuando los niños se conectan a una pantalla, automáticamente reciben estímulos auditivos mediante audífonos o auriculares dentro de los oídos”.

    “Los padres y cuidadores están exponiendo a los bebés desde muy temprano a actividades auditivas por más de una hora con un alto impacto de volumen, sin saber qué tipo de sonidos les está llegando”.

    Agrega que más de 1 hora de exposición necesita de descanso, pues esto puede generar lesiones auditivas, las cuales, cuanto más temprano comiencen, más se agravarán con el tiempo.

    “Cuanto más agudas sean las frecuencias, mayor posibilidad habrá de tener dificultades en el futuro para recibirlas, pues son las que primero se pierden con la edad”.

    Señala además que “el sobreuso de los audífonos no solo se ha visto en los más pequeños, sino también en los adultos mayores, quienes –al igual que los más jóvenes– tienden a subir el volumen por encima del 50 % de la capacidad del dispositivo con el fin de opacar ruidos externos o del ambiente, lo que genera deterioro temprano de la audición.

    “Durante la pandemia y la actividad laboral remota, cuando las personas reciben constantemente estímulos auditivos, aparecen síntomas como el tinnitus y la fatiga auditiva, también dolor de cabeza y cansancio generalizado, que no se recuperan solo con las horas de sueño”.