Un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), junto con la compañía Data Tools S.A. "vinculada al sector de software para transporte", desarrolló un sistema a partir de un chip que se instala en el parabrisas del vehículo, para que pueda ser detectado por unos lectores instalados antes en puntos estratégicos como calles, peajes o intersecciones con gran tráfico.
"Las soluciones para monitorear los sistemas de transporte público resultan bastante costosas, y nuestra propuesta plantea la posibilidad de hacer algo muy similar, a un costo mucho menor", destaca el profesor Félix Vega, del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la U.N. Sede Bogotá.
"Desarrollar este proyecto en forma conjunta con la U.N. permite que compañías como la nuestra puedan conocer más de cerca las investigaciones que se adelantan en la academia, con la ventaja de que los resultados podrán contribuir a solucionar problemas reales", destaca Óscar Muñoz, gerente de operaciones de Data Tools S.A.
El nuevo sistema, patentado por la Superintendencia de Industria y Comercio, fue probado con 600 vehículos dentro del campus de la U.N. Sede Bogotá y 150 buses de trasporte intermunicipal que recorren habitualmente la ruta Bogotá " Chía.
"Algunas aplicaciones se pueden desarrollar en condiciones similares a las de Chía para apoyar el control de transporte público de pasajeros, con capacidad de adaptarse y extrapolarse incluso para aquellos sistemas de carril exclusivo, optimizando los controles y la agilidad en los tiempos en que se deben detener los vehículos", precisa el gerente de la compañía, para quien la alianza entre empresa privada y academia es fundamental a la hora de resolver este tipo de problemas con soluciones pensadas y diseñadas para el contexto y las características específicas de un país como Colombia.
La magia de la radiofrecuencia
El docente explica que un chip de radiofrecuencia electrónica (o RFID) "circuito electrónico en miniatura con una longitud de escasos milímetros" se puede instalar en una calcomanía pequeña. No usa baterías porque se alimenta de la misma señal que le envía el lector de radiofrecuencia.
Similar a las cajas que tienen instalados los semáforos y diseñado para funcionar a la intemperie, el lector está provisto de una antena a través de la cual envía ondas electromagnéticas al chip de radiofrecuencia, que después de recibir la señal la interpreta y responde con un código de identificación específico para cada vehículo.
"Cuando los lectores detectan el paso del vehículo guardan los datos correspondientes a su identificación, hora y lugar donde se tomó la medida, para luego subirla a la nube "conjunto de servidores que almacenan una gran cantidad de información", de tal manera que se pueda determinar la calidad con la que se está prestando el servicio", agrega el profesor Vega.
Movilidad más ágil y eficiente
Por tratarse de un sistema que funciona de manera permanente, cuando se hayan establecido algunos de sus patrones, el usuario podrá incluso programar sus recorridos valiéndose de una aplicación móvil en la que reciba los datos necesarios para tal fin.
Paraderos en los que habitualmente se registran las mayores aglomeraciones de pasajeros, y terminales en las que comienzan y terminan los recorridos deberían ser considerados para emplazar los lectores, con intervalos de dos a tres kilómetros entre cada punto.
Según la extensión del recorrido y las variables que se quieran medir, se recomienda establecer entre cuatro y cinco puntos estratégicos de medida a lo largo del circuito que recorren los vehículos, con especial énfasis en aquellos que prestan servicio de transporte de pasajeros.
El sistema también se podría emplear para controlar el ingreso y la salida de vehículos a zonas de parqueo, complejos de oficinas e instituciones educativas en las que exista un alto flujo de vehículos.