Ser hombre y tener presión baja, entre los factores que más influyen para ir a urgencias
El estudio, adelantado por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, se realizó en San Vicente de Chucurí (Santander) pero se puede aplicar en cualquier municipio, ya que este tipo de análisis son útiles para diseñar campañas de prevención más efectivas, disminuir complicaciones y evitar la congestión en los servicios de salud.
Según el Instituto Nacional de Salud (INS), entre el 7 y el 13 de julio pasados aumentaron las consultas externas y de urgencias por IRA, con 166.420 atenciones registradas, cifra superior a la de las últimas 4 semanas epidemiológicas.
La IRA son un conjunto de enfermedades que afectan el sistema respiratorio, entre las que se encuentran el resfriado común, la bronquitis, la neumonía y otras, causantes de hasta 650.000 muertes cada año en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
“Su impacto en la salud pública es fuerte, recordemos lo vivido globalmente con la Covid-19. Por eso nos propusimos identificar y comprender los factores determinantes antes de que un paciente con problemas respiratorios llegue a un servicio de urgencias”, cuenta Lizeth Paola Pinilla Sánchez, magíster en Ciencias - Estadística de la UNAL Sede Medellín.
Para esto, la investigadora tomó como caso de estudio el municipio de San Vicente de Chucurí (Santander), basándose en los datos de pacientes que acudieron entre enero y diciembre del 2021 a las urgencias del ESE Hospital El Carmen, provincia de Yariguíes.
“Revisamos 183.000 ingresos, entre ellos 6.083 por IRA, de los cuales analizamos las siguientes variables: edad, índice de masa corporal (IMC), sexo, presión arterial, y días que pasaron desde el inicio de nuestro estudio hasta que el paciente se acercó a urgencias”.
Para iniciar, la investigadora hizo un análisis exploratorio de los datos, lo que le permitió determinar, por ejemplo, que la mayoría de las personas que fueron al hospital tenían obesidad grado III, 62 años o menos, y un nivel de tensión medio, consecuente con los rangos normales, lo que corrobora algunos factores de riesgo ya conocidos como el asociado con comorbilidades como el sobrepeso.
Uno de los resultados del estudio es que en San Vicente de Chucurí asistieron a urgencias menos mujeres que hombres a causa de IRA, “lo que se interpretaría como que tienen menos riesgo de una forma grave de IRA, pero para comprobarlo se requieren estudios más específicos, incluso cualitativos”, aclara la magíster Pinilla.
También se constató que los pacientes con un IMC más alto y niveles de presión bajos tienen un mayor riesgo de sufrir problemas respiratorios preocupantes y deben asistir al servicio de urgencias. “Esto coincide con los hallazgos de otros autores y demuestra la importancia de controlar los factores de riesgo”, sostiene la investigadora.
En medicina es común evaluar el tiempo que tarda en ocurrir un suceso, bien sea positivo (como un alta hospitalaria) o negativo (como la muerte), con el fin de comprender la relación entre el tiempo transcurrido y otras variables, además de mejorar prácticas médicas y adelantar campañas de prevención, entre otras medidas.
Las técnicas estadísticas usadas con este fin se conocen como “análisis de supervivencia”. “Para nuestro caso el suceso no era la muerte o el alta, sino la asistencia a urgencias, que nos da pistas sobre quiénes presentaron una IRA más grave ese año en el municipio, entre otras cosas”.
“Con esto claro, aplicamos los modelos estadísticos utilizando el método Cox, en su forma clásica y bayesiana, que nos permite ver cómo evoluciona la probabilidad de ser diagnosticado a lo largo del tiempo en función de las demás variables”, explica la investigadora Pinilla.
Uno de los principales hallazgos para futuros estudios se relaciona con la aplicación de los métodos, pues ambos tuvieron un desempeño similar, lo que garantiza la certeza de las conclusiones. “El modelo de Cox clásico mostró un error de predicción en términos de supervivencia más bajo, lo que quiere decir que tendría un mejor poder predictivo, haciéndolo prometedor para futuros estudios en otras ciudades o regiones”.
Estos estudios, que se podrían aplicar en otros municipios con el fin de hacer análisis comparativos –incluyendo otras variables como la ubicación geográfica o el clima– también serían útiles para diseñar estrategias de concientización, evitar muertes o la saturación en los servicios de salud.