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Educación

Se necesitan más acciones preventivas contra el consumo de psicoactivos en las universidades

    ¿Permear, negar o controlar? esta pregunta sobre la dificultad de construir una política pública que genere un punto de equilibrio sobre el consumo de marihuana, cocaína, heroína o alcohol –entre otras sustancias psicoactivas– en las universidades sigue siendo de compleja respuesta. Por un lado, las instituciones de educación superior promueven bienestar y entornos saludables, y por el otro está el consumo de drogas sin prejuicios por parte de algunos jóvenes. Expertos reflexionaron sobre estas dos orillas.

    Durante el primer simposio “Teorías y prácticas sobre el uso de sustancias psicoactivas (SPA) en el contexto universidad”, realizado en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, Isabel Acevedo León, asesora de la Dirección Nacional de Bienestar Universitario, propuso construir un espacio de investigación, “no como seguimiento y persecución, sino de ciencia, porque la academia tiene las herramientas para generar diálogos entre las comunidades, para que las campañas de prevención no se vean como algo restrictivo”.

    La asesora Acevedo manifestó que “aunque la problemática por el consumo de sustancias psicoactivas es un debate que no se resolverá de la noche a la mañana, desde la academia sí se pueden ejecutar acciones preventivas para reducir el consumo nocivo que afecta el desarrollo de toda la comunidad académica: estudiantes, profesores, y personal administrativo”.

    En su opinión, para desarrollar una campaña preventiva es crucial comprender la situación desde adentro, por eso se está implementando una estrategia académica centrada en:

    1) Fomento cultural para enriquecer manifestaciones culturales.

    2) Promoción del autocuidado y responsabilidad.

    3) Entendimiento de la capacidad de respuesta universitaria mediante alianzas.

    4) Socialización de los impactos hallados en la investigación.

    Por otro lado, Rayén Amanda Rovira Rubio, directora de Bienestar Universitario de la UNAL Sede Manizales, planteó la necesidad de darle un entendimiento a las “tramas” de dicho tipo de sustancias, es decir, descifrar cómo en cada una de ellas interactúa no solo quien consume, sino que también impacta a su entorno.

    “Más allá de hablar sobre sus efectos, porque ya existen soportes médicos y científicos que lo respaldan, es entender la transformación que se le ha dado a los escenarios públicos que son para todos, y se vuelven para unos pocos”, dijo refiriéndose al tema de hasta dónde realmente llega la libertad.

    Agregó que, “de que nada sirve formular campañas de sensibilización, promoción y prevención si no hay algo que lo soporte, como un acuerdo entre las partes, algo que va desde la política pública”.

    En este primer simposio también participó el psicólogo John Harvey Arcia, docente catedrático de la Universidad de Manizales, quien enfatizó sobre el “sentipensar” sobre el uso de las sustancias.

    “Se debe buscar una comprensión más integral y contextualizada, por ejemplo  a partir del papel que la hoja de coca o la marihuana han jugado en la ancestralidad o en la medicina tradicional, pero que se fue transformando por prácticas dañinas de las sociedades modernas”.

    “Otra mala práctica es el uso indiscriminado de medicamentos opioides como la morfina, la codeína y el tramadol, muchas veces automedicados, para tratar situaciones de estrés, depresión o incluso la desesperanza sobre el porvenir”, agrega.

    Por otro lado, Manuel Ignacio Moreno, director de la Maestría en Culturas y Droga de la Universidad de Caldas, habló sobre la relevancia que ha tenido la implementación de las Zonas de Orientación Universitaria (ZOU) que se pusieron en marcha en 2007 desde la Política Nacional para la Reducción del Consumo de Sustancias Psicoactivas y su Impacto.

    Este es un proyecto de prevención y mitigación del consumo de drogas que fomenta la movilización y el apoyo institucional y comunitario para que las personas en riesgo o excluidas por consumo de drogas accedan a servicios y oportunidades para mejorar su calidad de vida en estándares cómo salud, educación, acceso a oportunidades de recreación y deporte, inclusión social y comunitaria, y apoyo a aquellas problemáticas que puedan incidir en su consumo de drogas.

    Por último, Mauricio Sepúlveda Galeas, activista chileno, asesor internacional de la ONU y la OEA en políticas públicas y producción de conocimiento en el campo de las drogas, enfatizó en cómo el rol de la gobernabilidad en el consumo de drogas puede tener riesgos cuando se pone en un contexto real, pues las campañas y las estrategias en papel pueden funcionar “pero llevarlos a campo tiene sus riesgos”.