Así lo plantea el investigador César Nicolás Martelo, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien explica que "esta estrategia se puede orientar tanto hacia los parches de bosque secundario y arbustales como en las zonas de páramo que han sido degradadas, pero que tienen estados avanzados de recuperación natural".
La segunda estrategia tiene que ver con el proceso de nucleación, que consiste en establecer especies pioneras en forma de núcleos que permitan el florecimiento de otras especies, e iniciar el proceso de expansión y desarrollo del territorio.
La nucleación se puede implementar en las zonas frías semiáridas y frías semihúmedas del Santuario "ubicado entre los municipios de Chíquiza, Villa de Leyva y Arcabuco" que predominan en la zona suroccidental, de manera que su localización busque la conectividad entre los fragmentos de bosque presentes y los mismos núcleos a establecerse.
Así mismo, se pueden utilizar refugios artificiales, perchas y lluvias de semillas y plantas nodrizas, entre otros, para la formación de núcleos", explica el investigador.
Sobre esta estrategia, trae a colación el trabajo realizado por el Grupo de Restauración Ecológica de la UNAL, en el que se evaluó el desempeño de tres especies en zona del Macizo de Iguaque, invadida por Melinis minutiflora.
"Las especies evaluadas fueron Lupinus mutabilis, Vicia benghalensis y Tephrosia vogelii; esta última mostró alta potencialidad para implementar dicha estrategia dada su capacidad de crecimiento en espacios abiertos y su desarrollo óptimo durante su etapa juvenil sin necesidad de especies facilitadoras", explica el magíster, como un proceso que se puede implementar con otras especies.
La tercera estrategia, denominada "de apertura", está orientada al control de las barreras que impiden la regeneración natural de los ecosistemas y se puede orientar especialmente en las zonas donde existen plantaciones de especies exóticas de porte arbóreo y arbustivo como los pinos, eucaliptos y acacias.
En este sentido, se busca establecer dichas especies en lugares bien despejados y con buena claridad de luz para que las nativas puedan germinar. Al respecto, el magíster recomienda "establecer en ellos núcleos de regeneración, siendo las condiciones ambientales y especialmente las del suelo".
"Al igual que la primera, esta estrategia se puede orientar tanto hacia los parches de bosque secundario y arbustales como en las zonas de páramo que han sido degradadas pero que tienen estados avanzados de recuperación natural", comenta.
Territorio en conflicto
En el estudio se encontró que de las 6.921,91 ha de área del Santuario, la ocupación del 96,02 % está concentrada en diferentes tipos de tenencia por parte de particulares y solo el 1,61 % se encuentra representado a través de uso para actividades agropecuarias.
Debido a esta situación, el investigador Martelo advierte que el conflicto se ha agudizado entre las autoridades de Parques Nacionales Naturales (PNN) y los campesinos, por una extensión muy pequeña que dificulta las labores de restauración en los predios que no pertenecen a PNN o las alcaldías municipales, lo que representa la mayoría de la extensión del Santuario de Fauna y Flora Iguaque.
"La reglamentación actual de la presencia de comunidades campesinas en las áreas protegidas ha imposibilitado establecer acuerdos que permitan implementar programas de restauración ecológica más eficaces y que involucren los beneficios a dichas comunidades que habitan allí", comenta.
Algunas de las actividades en esta zona podrían causar incendios, con un riesgo moderado de 48,5 % y riesgo alto del 32,4 % en buena parte del Santuario y la zona de amortiguación.
Ante esta problemática, el magíster propone implementar estrategias que, por una parte, aprovechen el potencial de regeneración natural de los fragmentos de vegetación natural presente en el Santuario, y por otra hagan frente a las barreras que impiden la regeneración de los ecosistemas.
Educación ambiental
Además de abordar otras estrategias culturales y biofísicas del Santuario, propone implementar y fortalecer programas de educación ambiental diferenciados por el tipo de población involucrada.
Por ejemplo, en las entrevistas realizadas se evidenció que el 26 % de los campesinos desconocía que la ronda hídrica es el espacio que requiere un cuerpo de agua (quebrada o río) para cumplir las funciones hidrológicas, mientras que el resto tenía nociones muy básicas, y desconocen las distancias mínimas que esta involucra.
"Esto limita el diálogo entre autoridades ambientales y comunidades campesinas, de manera que se imposibilitaría la resolución de los conflictos implicados y el planteamiento de alternativas que les den resolución", concluye.