“Salvavidas” para el caimán llanero
El profesor Mario Vargas Ramírez, director de la Estación de Biología Tropical Roberto Franco (EBTRF) de la UNAL, localizada en Villavicencio, afirma que “uno de los objetivos principales del Plan es establecer tres poblaciones silvestres en áreas protegidas de distribución histórica, con al 5 cinco hembras reproductoras en cada una, dentro de los próximos 15 años”.
Para cumplir con dicho propósito se plantean seis estrategias: (i) evaluar el estado de las poblaciones silvestres, (ii) criar en cautiverio, (iii) rescatar neonatos (recién nacidos) silvestres, (iv) reintroducir caimanes criados en cautiverio, (v) educar e iniciar un diálogo sobre ambiente y coexistencia con las poblaciones humanas que puedan ser cercanas a este animal, y (vi) estudiar la genética poblacional de poblaciones cautivas y silvestres para tomar decisiones de manejo objetivas y efectivas.
El caimán llanero (Crocodylus intermedius) es un predador que regula las poblaciones de peces y también cumple funciones importantes como aportar nutrientes a los ríos y evitar taponamientos, por eso se plantean estrategias de conservación, ya que infortunadamente hay muchas amenazas que atentan contra la existencia de la especie, entre ellas la cacería por conflicto, la transformación del hábitat, el saqueo de nidos y la captura incidental en redes de pesca, que están estrechamente relacionadas con prácticas humanas.
El profesor Vargas indica que “además hay otras amenazas como el calentamiento global, la pérdida tanto de poblaciones como de diversidad genética y la posible presencia de poblaciones pequeñas y endogamia (cruce entre individuos con algún parentesco), que inciden negativamente en la recuperación de la especie”.
En 1997 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible catalogó en “peligro crítico de extinción” a esta especie de reptil que se calcula está en Colombia desde hace 4 millones de años, y fue hasta 2015 cuando en los ríos Guayabero y Lozada se realizó la primera introducción de cuatro caimanes criados en cautiverio, portando transmisores satelitales.
“Entre 2015 y 2019 se liberaron 240 cocodrilos criados en cautiverio en la EBTRF y el Bioparque Wisirare, varios de los cuales fueron monitoreados”, explica.
Una segunda liberación se realizó en 2017 en el río Manacacías (Meta); en esa ocasión se hizo el ejercicio con 15 individuos (3 machos y 12 hembras) con tamaños de entre 1,8 y 2,7 m, 6 de ellos con transmisores de radiofrecuencia. La más reciente se realizó en el río Guarrojo, donde se incluyeron 4 hembras.
Una buena noticia es que, como parte del Plan de Acción Interinstitucional para la Conservación y su principal objetivo, en el primer semestre de 2023 se planea realizar otra liberación de esta especie que aún está presente en los ríos Arauca, Meta, y Orinoco.
“Expertos de diferentes disciplinas vamos a hacer una reintroducción en río Tomo, donde 15 caimanes hembras tendrán transmisores satelitales (cada uno de alrededor de 4.000 dólares), que permitirán evaluar aspectos esenciales como si pueden anidar y poner huevos, y así se empezaría a crear una población silvestre de manera real”, indica el profesor Vargas.
Este Plan es el resultado de un trabajo realizado por la EBTRF junto con la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS-Colombia), con la participación de la Gobernación de Casanare y Cormacarena, entidades que lo avalan.
“Esperamos que les sirva a las autoridades ambientales colombianas para que con el apoyo de la academia se puedan guiar y ejecutar acciones de conservación y manejo que la especie urgentemente necesita durante la próxima década”, anota.
Su ejecución permitirá obtener información científica crucial para apoyar el programa de conservación y además brindar información general a otras personas interesadas en el magnífico cocodrilo del Orinoco.
Agrega que “no se puede permitir que la especie más ancestral de cocodrilo del neotrópico desaparezca, y con ella todos los servicios que presta al ecosistema. Debemos devolverle el lugar que tuvo por millones de años y que le pertenece. El futuro de la especie y su ecosistema depende de todos”, concluye.