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Artes y Culturas

Sabiduría ancestral y relación con las plantas se deben incluir en el concepto de museo

    Existen maneras sensibles de “caminar el museo” a través de simples, pero significativos gestos, como ver, sentir, escuchar y relacionarse con el mundo, especialmente con las plantas del conocimiento, que están íntimamente ligadas al bienestar, la sanación y la salud.

    Así lo afirma Willy René Pinza Paz, el primer –y por ahora único– estudiante indígena de la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien destaca que “como sabedor indígena, la toma de yagé, el ambil y el mambe tienen en común varias acciones y conocimientos, las unen los saberes enmarcados en el potente conocimiento de la naturaleza y su transformación en ceremonias y prácticas que han sido transmitidas a partir de la historia oral y la historia de vida”.

    Desde esta perspectiva, en su trabajo de grado aborda los planteamientos de la museología social –propuesta de museo emergente e incluyente– y reflexiona sobre por qué en el marco de esta corriente el conocimiento ancestral asociado con las plantas no tiene un lugar. “Me parece que hay una parte que no se ha tocado y es la sabiduría de las plantas”, manifiesta.

    Durante la sustentación de su investigación, relató que la influencia de la cosmogonía de su comunidad, la huitoto, fue esencial para desarrollar el tema y su postulado, y sobre todo para dialogar e indagar sobre cómo el saber ancestral asociado con las plantas –en especial con las sagradas como mambe, ambil y yagé– puede aportar a la construcción de las bases de un nuevo concepto de museo en Colombia.

    Gracias al ejercicio de “caminar la palabra”, de acudir a importantes autores, fuentes y testimonios para buscar respuestas, y de ahondar en el conocimiento de las dinámicas de la museología social y comunitaria, y a partir de una revisión historiográfica –específicamente de la obra del artista indígena Abel Rodríguez–, el estudiante Pinza determinó el papel que desempeñan las plantas del conocimiento en los escenarios de la museología y estableció que en la noción de territorio conviven y confluyen una gran diversidad de seres que basan su existencia en relaciones recíprocas.

    En este sentido, y desde su posición crítica, el ya magíster argumenta en su documento la importancia de reconocer esas otras formas de saber que tienen voz propia y que sientan su postura, la de los pueblos originarios, a través de la voz y la palabra de los mayores –hombres y mujeres– y la del territorio, que reflejan el sentir de comunidades que han forjado una relación muy especial con las plantas, y en general con el territorio y la multiplicidad de seres con los que cohabitan.

    Al respecto, comentó: “es necesario comprender el museo como un escenario de agenciamiento político que permite incorporar el saber de los abuelos y ancestros en esas otras formas de vida, filosofías y epistemologías que construyen el tejido de relación recíproca que representa el hombre y la madre Tierra”.

    Reconocer que existen otras formas de relacionarse con el entorno y con la vida en sí misma, y que estas —además de distar de las tradicionales— pueden ser múltiples y diversas, y sobre todo que pueden influir e introducirse de manera distinta en la construcción del discurso que reproduce el museo sobre el conocimiento ancestral, fue una de las reflexiones que dejó.

    Los jurados consideraron que, además del aprobado, el trabajo del estudiante Pinza debe tener una distinción meritoria. Tras la noticia, el nuevo magíster en Museología y Gestión del Patrimonio, que estuvo acompañado por la mayora Paola Atama, del pueblo huitoto, celebró la buena nueva agradeciendo a los presentes, a su familia, a los abuelos, al territorio y al propio creador.