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Desarrollo Rural

“Resiliencia” para enfrentar desafíos en la producción de cítricos

    Lima, naranja y mandarina son frutos que, por sus sabrosas notas cítricas y su versatilidad, son altamente comercializados en el país; sin embargo, la falta de renovación de los cultivos es uno de los retos que afrontan los productores. El libro Caracterización agroecológica y resiliencia de sistemas citrícolas en el departamento del Meta, Colombia, una de las novedades de la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en Agroexpo 2023, propone un índice de resiliencia que se puede evaluar en cualquier sistema agropecuario.

    Uno de los desafíos de la humanidad para 2050 es que la demanda de alimentos es creciente mientras que su escasez global exige duplicar la producción para satisfacer las necesidades futuras. Reportes del Programa Mundial de Alimentos indican que hoy cerca de 135 millones de personas padecen de hambre severa debido a factores como conflictos humanos, cambio climático y recesiones económicas.

    En este contexto, el aumento en el costo de los alimentos –que obedece al encarecimiento de las materias primas y los fertilizantes– se ha convertido en una limitación para el sector agrícola. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Colombia es uno de los países con mayor inflación; a inicios de 2023 el país experimentó un incremento del 26,2 % en el precio de los alimentos.

    El profesor José Alejandro Cleves Leguízamo, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) y autor del libro, sustenta que las prácticas agrícolas actuales no son sostenibles desde el punto de vista económico, de producción y nutricional.

    “Para afrontar estos desafíos es necesario reorientar los procesos productivos hacia sistemas agroecológicos y adoptar una perspectiva sistémica que optimice los flujos de energía, aumente la productividad y genere bienestar tanto para los productores como para los consumidores”, señala el docente.

    Así, en colaboración con los profesores Tomás León y Javier Toro, del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la UNAL, evaluaron diferentes metodologías para medir la resiliencia de los sistemas cítricos en el Meta, que cuenta con condiciones climáticas y de suelo propicias para la producción de cítricos como la naranja Valencia, la mandarina arrayana, la lima Tahití y el tangelo (C. x tangelo). Sin embargo, a pesar de abarcar entre 7.500 y 10.000 hectáreas y producir 1,3 millones de kilos, el departamento presenta problemas como el cambio en los tipos de cultivos y una disminución en su renovación.

    “Nos preguntamos por qué los cultivos de cítricos en esta zona –que cuenta con condiciones climáticas subtropicales óptimas– no están alcanzando su máximo potencial productivo, así que empezamos a buscar respuestas para determinar si la situación obedece a factores ecosistémicos determinantes o si son sociales”, señala el académico.

    Leyendo el clima

    Para encontrar la respuesta a la gran problemática que acecha a estos cultivos se caracterizó el clima con las variables temperatura y precipitación, que son las que más inciden en climas tropicales, y se hizo un análisis amplio.

    En el proceso también se tuvieron en cuenta indicadores de los fenómenos macroclimáticos del Pacífico y la Amazonia colombiana como El Niño y La Niña, y se caracterizaron los productores y sus prácticas agrícolas a través de encuestas, cubriendo un área de 650 hectáreas en los municipios de Lejanías, Villavicencio, Guamal, Granada y Puerto López.

    Los resultados revelaron que los sistemas agroecológicos con alta biodiversidad muestran una mayor resiliencia frente a los efectos del cambio climático, y por eso se destaca la importancia de implementar prácticas que fomenten la biodiversidad, ya que pueden contribuir a mejorar la productividad y a reducir la necesidad de recurrir a métodos y técnicas para la prevención, el control y la eliminación o curación de las enfermedades que se presenten en los cultivos.

    En este sentido se propuso el “índice de resiliencia”, que se puede evaluar en cualquier sistema agropecuario considerando componentes eco-fisiológicos, bióticos, socioculturales, tecnológicos y económicos y además permite realizar ajustes en los procesos productivos con el fin de hacerles frente a los desafíos que enfrenta la agricultura.

    “Al adoptar enfoques agroecológicos y fortalecer la biodiversidad, los agricultores pueden mejorar la resiliencia de sus sistemas y garantizar una producción sostenible a largo plazo”, concluye el profesor Cleves.