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Ciencia y Tecnología

Residuos de pescado en Tumaco sirven como materia prima para obtener biopolímeros

    En vísceras, aletas, espinas, escamas y cabezas de pescado, que son desechados al mar, los ríos y quebradas, estaría la posibilidad de darle valor agregado a la cadena productiva de la pesca artesanal en Tumaco. A partir de estos residuos, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) avanzan en el desarrollo de biopolímeros como los polihidroxialcanoatos (PHA), que tienen diversas aplicaciones en industrias como la farmacéutica, biomedicina, de alimentos o embalaje.

    Se trata del tercer componente del “Macroproyecto de fortalecimiento de la pesca artesanal en Tumaco – Nariño”, financiado por el Sistema General de Regalías, cuyo propósito es generar productos de valor agregado a partir de desechos de residuos de pesca.

    La profesora Amanda Lucía Mora, directora de la UNAL Sede Tumaco e investigadora del grupo de investigación “Producción, caracterización y aplicación de biomoléculas” (Probiom), el 90 % de la población tumaqueña se dedica a la pesca artesanal, actividad económica que está subvalorada; “por eso, con este proyecto queremos dignificar esta labor y darle valor agregado a esta cadena productiva. Nos proponemos aportarle al desarrollo socioeconómico del territorio, y por ende a la paz”.

    En la búsqueda de microorganismos capaces de transformar algunos compuestos de diversos materiales biológicos, el grupoProbiom ha trabajado tanto con aceites de frituras y glicerol residual obtenido a partir de la industria del diésel como con frutos como el algarrobo y el jugo de fique.

    Para ello ha recorrido varias zonas de Antioquia, en donde encontró la bacteria Bacillus megaterium, que puede transformar algunos nutrientes en PHA y se pueden utilizar para elaborar plásticos similares a los de origen petroquímico.

    La industria del petróleo tiene un campo muy importante para producir no solo combustibles como gasolina y diésel, sino también plásticos para champú o jabón, las bolsas que usamos para los snacks, para envolver los alimentos, para embalaje, etc.

    Dicha bacteria produce bioplástico a altas temperaturas y en Tumaco esa oscila entre los 30 y 32 °C. “Es una franja de temperatura muy apropiada que nos permite llevar a cabo el proceso a temperatura ambiente y eso es algo favorable porque cuando se trabaja en bioprocesos a escala industrial, la energía es uno de los costos más altos”, destaca la profesora Mora.

    ¿Qué proceso se ha realizado?

    Generar el biopolímero ha implicado reactivar el microorganismo en el laboratorio, hacer ensayos a escala en matriz de erlenmeyer con volúmenes de 10 y de 50 ml para saber si funciona y su adaptación al nuevo sustrato, escalar a banco en un biorreactor de 7 litros, y a partir de ahí evaluar los parámetros operacionales de temperatura, presión, oxígeno disuelto y pH.

    El PHA es un biopolímero menos flexible que una bolsa plástica, y por lo tanto se debe mezclar con otro polímero para hacer los empaques para envolver el pescado.

    La ingeniera Karent Carrero, integrante del grupo de investigación, afirma que “nuestro proceso inició con una fase de adaptación de B. megaterium al sustrato que íbamos a utilizar para la producción de los PHA. Inicialmente determinamos la concentración óptima para que él fuera capaz de acumular el biopolímero”.