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Ciencia y Tecnología

Residuos de flores y hongos "atrapan" colorantes disueltos en agua

  • Seguimiento al crecimiento del hongo a medida que degrada el colorante. Fotos: Julián Rojas.

  • Para la investigación se usó el colorante azul brillante, de gran interés industrial en procesos de producción textil y alimentos.

  • Con el consorcio de hongos, se obtuvieron porcentajes de degradación por encima del 90 %.

  • Los residuos de flores entran en contacto con el colorante como si fuera un algodón que lo atrapa directamente. El agua restante puede ser reutilizada para otros procesos.

  • Julián Rojas, magíster en Ciencia-Biotecnología de la U.N. Sede Medellín. Foto: Mónica Escobar

  • Para trabajar a escala industrial, hacen falta realizar más desarrollos de este trabajo.

A través de la combinación de un proceso de adsorción y uno biológico, se consiguió un 90 % de efectividad en este procedimiento, que promete convertirse en una alternativa para la limpieza de aguas industriales.

La investigación se titula "Biodegradación del colorante azul brillante, mediante fermentación en estado sólido, sobre residuos de flores" y fue realizada por Julián Rojas Barreto, estudiante de la Maestría en Ciencias-Biotecnología de la Universidad Nacional Sede Medellín. 

El procedimiento propuesto consiste en un estudio integral que parte del sustrato resultante de residuos de flores (tallos) que han adsorbido un colorante disuelto en agua. 

"En la primera parte del proceso, los tallos son secados, molidos y tamizados hasta que alcanzan un tamaño especial que sirve de base para entrar en contacto con la solución coloreada", amplía el microbiólogo industrial y veterinario de profesión. 

Dicha solución se compuso de colorante azul brillante, sustancia de gran interés en procesos de producción textil y de alimentos. 

Sobre el sustrato obtenido, el investigador desarrolló un procedimiento denominado fermentación de estado sólido, para lo cual recurrió a hongos conocidos como podredumbre blanca, los cuales poseen enzimas especializadas que degradan el colorante. 

Junto a la fermentación, se trabajó con una tecnología reciente basada en el uso de "consorcios", es decir, el uso de dos o más microorganismos para llevar a cabo un proceso (industrial o ambiental). En este caso, dichos organismos se alimentan y crecen a partir del colorante depositado en los tallos. 

Estos hongos generalmente se encuentran en los bosques y se encargan de degradar madera y hojarasca. Por eso, debido a la similitud de la estructura del colorante con la lignina (polímero que se encuentra en las paredes celulares) que tiene esa vegetación, los hongos encuentran condiciones para crecer y alimentarse. 

"Ellos producen un grupo de sustancias para degradar el colorante. Así, como si fueran un cuchillo y un tenedor, empiezan a abrirse paso y a alimentarse hasta hacer crecer su micelio (cuerpo vegetativo de un hongo)", subraya el investigador. 

En este caso, se intentó mejorar el nivel de degradación del colorante con los hongos, que en investigaciones anteriores (con otros residuos agroindustriales) alcanzó hasta un 70 % de efectividad. 

Al utilizar una combinación de dos hongos diferentes, dicho efecto aumentó por encima del 90 %. Así, en el trabajo realizado por Rojas Barreto se obtuvo un margen muy superior, que abre la posibilidad de que en el futuro medio pueda ser utilizado a escala industrial. 

Otro de los resultados que obtuvo el investigador fue un aumento considerable en la producción de enzimas, que ayudan a una mayor degradación. 

Finalmente, Julián Rojas destacó que para avanzar hacia una posible comercialización de esta iniciativa, falta determinar la cantidad de sustratos y de hongos necesarios para lograr que puedan colonizar la base sólida.