Grace Acosta, magíster en Trabajo Social de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), realizó un estudio al respecto e identificó y caracterizó redes de altruismo y fundaciones, con el objetivo de revisar cómo se financian estas organizaciones, su estructura administrativa, sus planes, programas y proyectos, y, finalmente, las transferencias de ingresos que realizan en los sectores sociales donde operan.
A partir de su experiencia, que ya suma cinco años en Ciudad Bolívar, la magíster Acosta reconoce que "las fundaciones son entes que conocen el territorio y tienen gran potencial, pero carecen de financiación".
Por tal razón, considera que el Gobierno nacional debe ponerse en contacto con estas organizaciones para triangular el trabajo en pro de las comunidades a la hora de atender emergencias como la actual pandemia, sin tener que empezar desde cero con el trabajo exploratorio.
Hoy, las principales vías de acceso a las ayudas y asistencias en temporada de cuarentena se están llevando a cabo por medio de los portales web de las entidades gubernamentales.
En ese sentido, la investigadora señala que "es pertinente realizar un censo de las poblaciones vulnerables para ser conscientes de las características de la población y centralizar la información, de manera que las asistencias lleguen a quienes efectivamente las necesitan, teniendo en cuenta que en aquellas poblaciones no hay acceso a internet, pues ni siquiera cuentan con un computador en sus hogares".
Por su parte Mónica Mogollón, integrante de la Fundación Social Oasis, reconocida en la zona de los barrios El Mirador y El Paraíso de esta localidad, también menciona el nulo acceso que tienen estas comunidades a las ayudas del gobierno local.
A esta situación se suman decenas de fundaciones que operan en la zona, y en general en los sectores periféricos de la capital, agrega.
Oasis tiene como principales objetivos reducir los riesgos sociales, culturales y económicos de niños, jóvenes y ancianos en Ciudad Bolívar. Sus principales programas son Comedores y Casa de valores, desde los cuales brindan apoyo escolar y entretenimiento a la población, y a la vez manejan proyectos como Oasis Gourmet y la Finca Ecolo-social.
El Paraíso y El Mirador son dos comunidades barriales en las que se han creado redes sociales altruistas que explican las relaciones de bienestar que la sociedad crea por fuera de la lógica del lucro.
Altruismo y filantropía
Basada en los aportes del profesor Édgar Malagón, director de su tesis, la magíster Acosta aterriza el concepto de "altruismo" como la gran categoría que trata de culturas de ayuda que crean relaciones de bienestar para la redistribución de recursos ante situaciones de carencia, operando en paralelo al capitalismo pero desdoblando su lógica de lucro en la redistribución de recursos.
Por su parte, después de la investigación y del estado de arte, la "filantropía" se define como aquella actividad que se caracteriza por ser unidireccional (en una sola vía) y extraclase (que va de una clase social a otra), implicando esta última característica, de antemano, una desigualdad entre quien se beneficia y quien otorga el beneficio, llevando algunas veces incluso a legitimar la desigualdad social.
Una de las principales conclusiones de este acercamiento académico muestra que en la literatura hay un vacío sobre el altruismo y que su uso en el campo del trabajo social es una propuesta alternativa para pensar los campos de la intervención.
Otra gran conclusión del estudio es que gran parte de las redes que nacen como filantrópicas, con su consolidación y permanencia en las comunidades y en el tiempo, pueden llegar a ser altruistas.
Es decir que de una acción unidireccional pueden convertirse en instituciones que cuestionan y trabajan paralelamente al capitalismo, pero con fines claramente yuxtapuestos, tal como lo demuestran las instituciones analizadas por la magíster Acosta.