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Ciudad y Territorio

Recuperar la quebrada Olivares-Minitas no es imposible, UNAL entregará propuesta a la Alcaldía de Manizales

    Hasta ella llega la contaminación tanto de las industrias cárnica y metalúrgica como de los lavaderos de autos, además de los residuos del procesamiento de café, cacao o caucho y los producidos en las viviendas; en su parte alta se extrae la arena que se utiliza en obras de construcción, y por si fuera poco los crecientes asentamientos informales han erosionado sus bordes haciéndolos susceptibles a deslizamientos. Devolverla a su estado natural no es una tarea titánica, simplemente hace falta voluntad política; la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales tiene un plan para saldar esta deuda histórica de Manizales con uno de sus ecosistemas más importantes.

    El Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la UNAL Sede Manizales, pionero en estudios medioambientales de la ciudad, le presentará a la Alcaldía el plan para “revivir” la quebrada Olivares-Minitas, para cuyo diseño se tomaron estudios exhaustivos que abarcan desde 2009, cuando la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas) delineó las zonas inundables incluyendo Popal, Toscana-Carabineros, Aguas de Manizales y La Asunción. Dichas investigaciones han evolucionado con el tiempo, desde la instalación de sensores en 2014 para monitorear las áreas bajo amenaza hasta la implementación de la gestión de inundaciones naturales en 2023.

    Aunque desde hace 15 años se han realizado estudios para comprender y abordar los desafíos ambientales de la región, varias de estos han advertido sobre el empeoramiento de la situación de la quebrada. La calidad del agua ha sido motivo de especial preocupación, evidenciada por mediciones que la clasifican como “mala casi pésima” desde 2013, y en 2017 se destacó un vertido de sangre que agravó aún más la situación. En 2015 se calificó la calidad ambiental con apenas 36 de 100 puntos posibles, especialmente en las partes media y baja de la cuenca.

    Tales hallazgos respaldan la importancia de las iniciativas lideradas por el IDEA, que buscan abordar los desafíos ambientales de la región mediante la aplicación de estudios rigurosos, pero sobre todo implementando estrategias innovadoras.

    Su propuesta consiste en recuperar alrededor de 17 km de la cuenca a su paso por al menos 6 comunas: Atardeceres, San José, La Estación, Ciudadela del Norte, Cerro de Oro y Palogrande. Los residentes de estas áreas afrontan diversos problemas, como malos olores persistentes y desbordamientos frecuentes de la quebrada. Además hay una preocupación constante por la propagación de enfermedades como diarrea, tifoidea y fiebre. El recorrido iniciaría en la reserva río Blanco –parte más alta en zona rural– y terminaría en la zona baja, en la empresa Aguas de Manizales.

    “La afectación ha sido tan extrema, que a simple vista es posible ver sus estragos; incluso no existen datos precisos de la cantidad de toneladas y los litros de desechos que se arrojan diariamente sobre sus aguas”, menciona el profesor Freddy Leonardo Franco Idárraga, del Departamento de Ingeniería Civil de la UNAL Sede Manizales, líder de la iniciativa con su colega Jaime Alberto Sepúlveda Gómez, director del IDEA.

    Según el Estudio de Conceptos de Restauración de Ríos y Humedales de Colombia (ECRIL 2008), el concepto de restauración de ríos implica medidas para restablecer el funcionamiento de los cuerpos de agua y sus entornos recuperando espacios para la recreación y el disfrute de la ciudadanía.

    Según el profesor Franco, “es esencial comprender que la preservación de la cuenca no implica simplemente encementarla o taparla, sino más bien revitalizarla y protegerla. Se trata de reverdecer este vital cuerpo de agua donde confluyen varios ríos y quebradas importantes –como los ríos Chinchiná, Claro y Guacaica, y las quebradas El Guamo, Olivares, Palogrande y Cristales– que conforman valiosos ecosistemas para la región”.

    Otra recomendación incluida en la propuesta es eliminar las extracciones de material de río y reubicar actividades mineras causantes de erosión. Además, se sugiere convertir a los areneros en guardianes del río para labores de limpieza y mantenimiento. Se plantea reubicar viviendas, instituciones y parqueaderos en zonas de riesgo, cumpliendo la legislación. También reconectar la quebrada con sus llanuras de inundación y reforestar partes de la cuenca para reducir el riesgo de inundación. Así se beneficiaría a más de 2.000 habitantes de estas zonas, que corresponden a más del 45 % de la población manizaleña.

    En cuanto a la protección hídrica, se establece que las rondas de protección hídrica serán de 100 m de radio alrededor de todos los nacimientos de agua. Para las demás corrientes se sugiere que las rondas de protección hídrica sean de 30 m a lado y lado de las márgenes de cauces temporales o permanentes.

    De igual manera, se busca concluir la construcción de colectores del alcantarillado para evitar que se viertan aguas residuales a la quebrada y desconectar aguas “limpias” de este. Además, se propone reubicar actividades contaminantes como el matadero municipal y construir una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) para tratar aguas residuales de la vertiente Olivares-Minitas.