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Medioambiente

Recuperar barrera coralina, clave en control de erosión costera en la isla de San Andrés

    Al suroriente de la isla, la cobertura de las barreras de arrecifes de coral es inferior al 5 %, haciendo que se disminuya apenas el 50 % de la altura de las olas. Tal situación está provocando pérdida de playas, afectaciones en las viviendas ubicadas muy cerca de la costa y destrucción de secciones de la carretera Circunvalar que conecta los principales sectores de la isla.

    La erosión costera afecta tanto el turismo –principal actividad económica de la isla– como la conectividad de sus pobladores y visitantes, por la dificultad de desplazarse de manera adecuada por esa ruta.

    Las islas del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y sus habitantes dependen de los arrecifes coralinos que las rodean, ya que además de ser su barrera natural contra las fuerzas del mar, constituyen una “guardería” para los peces cuando nacen y crecen.

    La investigación del biólogo marino Julián Prato, doctor en Biología Marina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe, además de contribuir a resaltar la importancia de la barrera coralina e identificar las consecuencias de su deterioro, ha motivado la implementación de dos alternativas para su recuperación y conservación, centradas en el concepto de “soluciones basadas en la naturaleza”.

    En su estudio evaluó no solo el deterioro de la barrera coralina sino también sus repercusiones en la disminución de los beneficios que aportan, y señaló cómo su recuperación puede ayudar a mejorar la economía, la biodiversidad y el bienestar de los pobladores de las islas.

    El hallazgo más notable fue que la barrera deteriorada solo puede disminuir en promedio un 50 % de la altura de las olas, dejando pasar mayor cantidad de energía que impacta las costas, mientras que en sectores con mejores condiciones (coberturas entre 15 y 85 %) pueden reducir la altura en un 80 % en promedio.

    Soluciones basadas en la naturaleza

    Las acciones o estrategias propuestas buscan aprovechar el potencial de la naturaleza para remediar diversos desafíos, relacionados especialmente con el cambio climático, e implican la protección, restauración y el manejo sostenible de los ecosistemas.

    A diferencia de otras medidas expeditas pero artificiales, como los espolones o bolsacretos, que no resuelven el problema de raíz: mayor energía de las olas, la propuesta del investigador es potenciar la capacidad de esos muros naturales para proteger las costas.

    El investigador explica que “el fortalecimiento será posible gracias a acciones integrales de restauración y rehabilitación en la barrera de coral, entre otras, que permitirán mejorar la complejidad estructural (tridimensionalidad) del arrecife, de manera que aumenten los refugios para peces, langostas y pulpos”.

    Además, se espera que la rugosidad y fricción aumenten, lo cual contribuye a disminuir la fuerza de las olas.

    El proyecto durará 18 meses y su propósito fundamental es potenciar la capacidad de producir alimentos y servir de hábitat para peces importantes, a modo de “granjas naturales”, lo que redunda precisamente en la protección de las costas y la soberanía alimentaria.

    “Se trata de una estrategia de adaptación basada en los ecosistemas para mejorar la erosión en el sureste de la isla, con lo cual la UNAL contribuye a generar soluciones a esta problemática en el territorio insular”, resalta el biólogo Prato.

    Así mismo, el proyecto pretende fortalecer las capacidades de restauración y monitoreo coralino, con la participación de la comunidad local, y para ello cuenta con recursos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

    Este fue formulado por el investigador y propuesto en conjunto con la fundación isleña Blue Índigo, mediante una convocatoria mundial que recibió cientos de propuestas y que solo seleccionó a tres de ellas.

    La propuesta se desarrolla en alianza entre la UNAL Sede Caribe, la Corporación Ambiental Coralina, las Universidades de Guadalajara (México), de Carolina del Norte en Wilmington e investigadores de la Universidad de Delaware (Estados Unidos).

    Un segundo proyecto que está por iniciar forma parte de un trabajo interinstitucional liderado también por la Sede, en cabeza de la docente Adriana Santos, directora de la UNAL Sede Caribe, y que será financiado con recursos del Sistema General de Regalías, a fin de fortalecer las capacidades para la gestión del riesgo de desastres relacionado con huracanes e inundaciones.

    En este proyecto se fomenta además la recuperación de las barreras de coral, manglares y pastos marinos, también como soluciones basadas en la naturaleza, y participarán cerca de 10 entidades nacionales y locales.

    El trabajo del investigador Prato es dirigido por la docente Santos y el profesor Peter Schuhmann, de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington.