En ocasiones, el organismo rechaza los implantes que tienen contacto con los huesos –usados para solucionar fracturas o para procedimientos periodontales– haciendo que se aflojen, o, peor aún, que provoquen daños y sea necesario retirar tejido sano, rasparlo, o amputar la zona afectada. Recubrir los implantes metálicos con una solución compuesta principalmente por grafeno y silicatos de calcio evitaría que el organismo los rechace o que el tejido óseo se dañe. Pruebas en cultivos celulares arrojaron resultados prometedores.