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Ciencia y Tecnología

Radiación contra el cáncer cada vez más segura y precisa gracias a tecnología avanzada

    El tratamiento por excelencia para tratar el cáncer es la radioterapia, técnica que utiliza energía de ondas electromagnéticas o partículas cargadas (radiación ionizante) y que necesita de dosis precisas para preservar la seguridad del paciente; por ello los hospitales se esfuerzan para que sus equipos tengan el mejor control de calidad. En un centro médico de Cali se utilizó un moderno acelerador lineal –empleado en estos procedimientos– cuyos resultados son prometedores en cuanto a precisión y seguridad.

    La radiación es energía concentrada que brota o sale de muchos lugares, y que aunque no podemos ver, tienen un efecto en nuestro cuerpo, como por ejemplo el sol o las estrellas, y en este caso las máquinas de un hospital que emiten radiación con diferente energía. Cuando esta es baja no hay ningún problema, pero si aumenta puede representar un riesgo, recordemos el caso del desastre en Chernóbil.

    En el cáncer, dicha energía se controla para que tenga un efecto sobre las células cancerígenas y mueran.

    Para emitir la radiación de estas partículas se utiliza un acelerador lineal, instrumento presente en la mayoría de los hospitales del mundo que tratan el cáncer, entre ellos el Hospital Universitario del Valle Evaristo García ESE, en Cali. Esta herramienta debe pasar por un control de calidad para el plan de tratamiento de cada paciente y por un “comisionamiento”, que es cumplir con estándares y regulaciones nacionales e internacionales y precisión en la administración del tratamiento.

    Aquí es donde aparece el trabajo del investigador Diego Andrade Melo, magíster en Física Médica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien logró hacer tanto el control de calidad como el comisionamiento de este nuevo instrumento del Hospital del Valle, y encontró que el acelerador tiene una precisión del 98 % para emitir la radiación que se esperaba y calculaba, lo cual ofrece una oportunidad para que los pacientes se sientan más seguros al ser tratados con estos equipos.

    Como usted habrá imaginado, estas descargas de radiación tienen que ser muy precisas y llegar a los puntos en donde está el cáncer sin afectar a los demás órganos, tejidos o partes del cuerpo, por lo que el reto es grande.

    Las dos clases de radiación más usadas en radioterapia son: la de fotones, que, como su nombre lo indica, utiliza estas partículas que son la base de la luz y que en la práctica clínica es muy precisa; y la de electrones, partículas fundamentales con masa pequeña y que no siempre llegan tan profundo como ellos.

    Según el investigador, “lo más novedoso del proyecto consiste en el desarrollo de una metodología para realizar este procedimiento para cada paciente en la emisión por electrones, lo cual no se había reportado antes en el país y representaría un avance en este tipo de técnicas”.

    Algo muy interesante es que el control de calidad se puso a prueba en una nariz y un seno artificiales, regiones anatómicas en las que más se realiza la radioterapia con electrones. Los simuladores creados por el magíster emplean materiales de bajo costo, como moldes con glicerina –medicamento y también sustancia utilizada en cosméticos–, grenetina –presente en el colágeno comercial– y agua destilada.

    Estos dos simuladores se sometieron a tratamientos con distintas intensidades de radiación desde el acelerador lineal, específicamente aquellas que se utilizan en cualquier radioterapia y que se miden con la unidad mega-electronvoltio (MeV). Las cantidades elegidas fueron: 6, 9, 12, 15 y 18.

    “Un gran aporte es que el control de calidad desarrollado tuvo la comparación de las dosis calculadas en el ordenador, es decir el plan de tratamiento y la dosis que se mide, por lo que no es solo comparar un punto, sino que se coteja todo un plano de puntos que representan la dosis de radiación, que se midieron por medio de una matriz de detectores”, asegura el magíster, quien para su trabajo contó con la guía de los profesores Diego Orejuela Mosquera y María Cristina Plazas, de la Facultad de Ciencias de la UNAL.

    Los resultados son prometedores gracias al índice gamma, técnica con la que se comprueba si hay una correlación entre lo calculado en el plan de entrega de dosis y lo que llegaba a los moldes, que, como ya se mencionó, se pudo determinar que la comparación tenía una coincidencia del 98 %, lo cual indica que la técnica ataca los puntos que afectan al paciente durante la enfermedad.

    “La investigación es un primer paso para que las técnicas de radiación con electrones se puedan evaluar y determinar, lo cual ayuda a que haya una confianza en que los procedimientos de cada hospital cumplen con lo requerido y buscan el mejor tratamiento para cada paciente, y por ende una mejor calidad de vida”, concluye el experto.