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Desarrollo Rural

¿Qué hospederos prefieren las avispas para poner sus huevos en Cimitarra?

    Entre los muchos servicios ecosistémicos que brindan los bracónidos, como las micro avispas, se encuentra el control de plagas, ya que suelen parasitar a otros insectos depositando sus larvas. Sin embargo, poco se sabe sobre la distribución en Colombia y los hospederos predilectos para realizar este proceso. Una primera aproximación al tema se realizó en Cimitarra (Santander), y ayudará a comprender mejor sus dinámicas y aporte a los cultivos.

    El proceso de parasitoidismo es como imaginar una película en la que los bracónidos son héroes que protegen distintos cultivos como cacao o palma, y para ello atacan a ciertos insectos que no les hacen nada bien, entre ellos orugas de mariposas, escarabajos o mosquitos. Para detener su impacto deben estar muy atentos con sus sentidos y antenas a cualquier movimiento, y, sigilosamente, introducir sus huevos en aquellos hospederos. Son una especie de agentes secretos que ponen una pequeña bomba biológica.

    Luego de un tiempo, las larvas se alimentan de los cuerpos de esos insectos hasta matarlos, de paso ayudan a contrarrestar su acción en los cultivos, por lo que sin saberlo, estas avispas y demás himenópteros salvan el día a los agricultores.

    Pese a su papel protagónico, en Colombia es poco lo que se sabe sobre este proceso y su relación con algunas zonas específicas de los bosques húmedos tropicales, por lo que el investigador David Julián Castaño Henao, biólogo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), con la guía del profesor Carlos Eduardo Sarmiento, del Instituto de Ciencias Naturales (ICN), caracterizó la variación que presenta en el control de herbívoros de acuerdo al uso que se le da al suelo.

    En sus largas jornadas de recolección encontró una abundancia sin precedentes, pues fueron 299 individuos de bracónidos distribuidos en 10 subfamilias, y con 204 morfotipos, lo cual es un número muy elevado, por lo que se evidencia la gran diversidad que hay y lo poco que se ha estudiado en cuanto a la diferencia de zonas como los bosques, que están en conservación; sucesión, que se refiere a lugares que se están regenerando, y matarratón, en donde hay cultivo para el alimento de ganado.

    Entre las subfamilias más recurrentes estuvieron Doryctinae, con un 52 % del total, y Microgastrinae y Hormiinae, ambas con un 13 %. Se determinó que existe una relación positiva entre la abundancia de coleópteros y la diversidad de bracónidos que parasitan este orden. Así, los escarabajos que más prefieren para dejar sus huevos está el de la joya, así como el de las hojas y los bostríquidos, insectos que son muy comunes en las zonas estudiadas.

    Según el investigador, en cuanto a las orugas de mariposa las especies predilectas son: las nocturnas, las Gemotridae, que se mueven similar a cuando la palma de una mano se abre, y los esfíngidos, con alas estrechas y apuntadas. Y con respecto a las moscas se observó que las más comunes en las que se da este proceso son las minadoras de las hojas o las de la fruta.

    El proyecto se realizó en la Finca Agroecológica El Paraíso, ubicada en Cimitarra, una zona con precipitaciones de aproximadamente 150 mm, teniendo a los meses de abril y septiembre como los que más presentan lluvias. Allí se realizaron dos salidas de campo en 2022 para analizar los tres tipos de coberturas vegetales mencionadas antes.

    “También se analizó si los bracónidos preferían un sitio más que el otro, y ver cómo se estaba distribuyendo, dependiendo de la oferta de hospederos que hubiera; se encontró que había diferencias en cuanto a la distribución entre la cobertura de bosque y la de matarratón, en la primera eran mucho más comunes que en la segunda”, indica el investigador Castaño.

    El bosque albergó la mayor cantidad de avispas de la subfamilia Doryctinae, la cual resultó ser la más importante en esta zona, un indicador de que las orugas de las mariposas antes mencionadas también prefieren habitar este lugar, pues las avispas se inclinan por vivir cerca a lugares en donde tiene facilidad para tener los hospederos a la vista; además de recursos como la madera, de los cuales también se alimentan.

    La medición se hizo por medio de análisis de tres hojas cada árbol, en un total de 10 árboles por cada uno de los cinco transectos estudiados. Se tomaron 900 fotografías de la vegetación, las cuales se analizaron en el software ImageJ2, el cual permite medir la cantidad de la hoja que ha sido afectada por algún tipo de plaga; así mismo se identificaron en el laboratorio las clases de insectos por medio de características específicas de las alas o el cuerpo.

    “Este es un primer paso para seguir entendiendo como funciona la vida de los bracónidos, una familia de insectos fascinante, que guarda las claves de lo que ocurre en los cultivos de las fincas de Cimitarra; por lo que es importante seguir indagando sobre su ecología y encontrando patrones de distribución”, expresa el biólogo.