¿Qué está pasando con la salud mental de niños y adolescentes?
La salud mental es el bienestar emocional, psicológico y social, que altera la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. Además, nos ayuda a determinar la forma como manejamos el estrés, las decisiones con los demás y la toma de decisiones.
Por eso, para la doctora María LaRusso, investigadora del Centro de Estudios de la Cultura, la Salud y el Desarrollo Humano, de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) “es importante que nuestros niños y adolescentes crezcan en un ambiente sano, tranquilo, donde se sientan seguros y se pueda trabajar la gestión de las emociones, la autoestima y la determinación, para que florezcan en medio de los problemas que enfrentan a diario en la casa, el colegio, la universidad o con los amigos”.
Según datos de la Fundación Saldarriaga Concha, en Colombia el 44,7 % de los niños tiene indicios de algún problema mental y el 2,3 % tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad. En la adolescencia las afectaciones más frecuentes son ansiedad, fobia social y depresión; la ideación suicida se presenta en el 6,6 % de esta población (7,4 % en mujeres y 5,7 % en hombres), y en la adultez el 6,7 % ha experimentado trastornos afectivos.
“Es así como la violencia intrafamiliar, los traumas de la niñez, los problemas del sueño, el excesivo problema de higiene y cuidado después de la pandemia, el estrés, la situación económica y el bullying, o acoso, son algunos de los condicionantes con los cuales conviven diariamente los niños y jóvenes y que terminan convertidos en detonantes para el deterioro de su salud mental”, menciona la experta.
En Colombia cada 20 minutos se presenta un intento de suicidio, y en 2021 se dieron en promedio 2.962 suicidios; estos datos no solo obedecen a un diagnóstico de depresión y ansiedad, van mucho más allá, hacia la inequidad, la falta de recursos y la estigmatización social, que son clave, y que las políticas públicas en salud mental no han contemplado ampliamente hasta el momento.
La investigadora LaRusso considera que “el estrés repetido se va incrementando con el tiempo y se convierte en estrés crónico. Una de sus causas puede ser la exposición que vive el niño a situaciones como maltrato y descuido, y en la medida que pasa el tiempo, si este no se trata, puede ser perjudicial para su salud, afectando el crecimiento de su cuerpo y cerebro”.
Además, “empieza afectar su comportamiento, pues permanece todo el tiempo en estado vigilante, tiene dificultad para acatar normas y actuar antes de pensar y a su cuerpo le resulta más difícil luchar contra infecciones y enfermedades”.
Por otro lado, la experta destaca que el incremento de las iniquidades entre los países y la concentración de la riqueza es otro factor que repercute en la salud mental de esta población.
Según estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Colombia es el segundo país con los mayores niveles de inequidad en el mundo, y a pesar de que el Gobierno intenta mitigar esta situación, la población recibe un mensaje contrario, “todo está mal y nada va a mejorar”, por lo tanto, el bienestar de los niños es menor en la medida que esta aumenta. El bullying en los colegios, universidades o lugares de trabajo es un reflejo de la inequidad.
Así mismo, “el uso excesivo de celulares, computadores, tablets y videojuegos trae consecuencias negativas en la salud mental de los niños como aislamiento social, falta de interacción personal, baja capacidad del lenguaje, falta de sueño, sedentarismo y ciberbullying, el cual emplea las redes sociales para subir fotos o videos para exponer de manera masiva a la víctima”.
Al estar expuestos a pantallas, los niños experimentan fascinación, no aprendizaje, que es lo que erróneamente pensamos. El placer que produce va directamente a la zona de recompensa del cerebro, razón por la cual les gusta tanto y les cuesta dejar de interactuar con estos aparatos.
Algunas recomendaciones que dio la investigadora son “que los padres de familia y cuidadores en sus casas diariamente deben trabajar con sus hijos, en su bienestar, como procurarles un espacio para el diálogo y el juego, expresarles afecto y recordarles lo importantes que son para otros y para la familia”.
También es fundamental tener buenos hábitos alimenticios, dormir bien, hacer algún tipo de actividad física, mantener una actitud positiva frente a la vida, concentrarse en el momento presente y recibir apoyo de salud mental cuando sea necesario.