¿Qué es la física forense y qué le aporta a la investigación de siniestros viales?
Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, los accidentes mortales en Colombia pasaron de 6.391 en 2021 a 7.201 en 2022. Foto: archivo Unimedios.
En Colombia, los motociclistas representan el 59,35 % de las víctimas de accidentes de tránsito. Foto: Marco Aurelio Avellaneda, magíster en Ciencias – Física de la UNAL Sede Manizales.
Entre 2021 y 2022 en Manizales se registró un incremento del 26,32 % en las muertes por accidentes de tránsito. Foto: Nicol Torres, Unimedios.
La física y las simulaciones en 3D son herramientas idóneas en investigaciones de accidentes viales. Foto: Marco Aurelio Avellaneda, magíster en Ciencias – Física de la UNAL Sede Manizales.
La velocidad y la distancia de frenado ayudan a deducir y esclarecer varios de los factores involucrados en un accidente vial, pero esta huella no siempre queda marcada en el asfalto, ya que depende de las condiciones climáticas del momento, del tipo de suelo, de la falla de los frenos o del volcamiento repentino del vehículo, lo cual genera imprecisiones en un peritaje.
A partir de casos reales, el ingeniero físico Marco Aurelio Avellaneda Céspedes, magíster en Ciencias - Física de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, hizo la reconstrucción analítica de accidentes de tránsito (RAAT) y evidenció que la falta del modelo de trabajo simple de fricción (huella del neumático) para determinar la velocidad a la que iba el vehículo se puede estimar con otros modelos físicos.
Su aporte se enmarca en la llamada física forense que tiene como labor principal proporcionar el conocimiento científico y técnico en las investigaciones que realizan autoridades judiciales a conductas viles de homicidios, de lesiones en accidentes de tránsito y todo lo que concierne a la física aplicada en casos de criminalística.
“Este modelo es el más usado en un peritaje y toma tres elementos para esclarecer un hecho: (i) el deslizamiento sobre la superficie de contacto, (ii) el valor de la gravedad, peso y masa del vehículo y del conductor, y (iii) la distancia de frenado. Estos se pueden quedar cortos a la hora de determinar un indicio de responsabilidad ante un juez”, explica el ingeniero.
Él propone varios modelos físicos para determinar la velocidad del vehículo, entre los que destaca el “modelo de velocidad por curva con peralte”, que consiste en que, para tomar la medida de ángulo de inclinación de una vía (inclinación que permite que el vehículo no se salga de una curva y continúe su trayecto al finalizarla), se toma el ángulo –que varía de 3 a 5 grados de peralte–, el peso y la masa del vehículo, más el radio de la curva, desde su centro.
Por otro lado está el modelo de la “cinemetría”, con el cual se analiza el movimiento o desplazamiento de los objetos, o cinemática, que en este caso corresponde a los tiempos registrados en las cámaras de seguridad; allí se tiene en cuenta la posición con respecto al tiempo, la masa de los objetos y el entorno o consecución del accidente.
El siguiente modelo es el de “radio de la curva sin peralte”, que, a diferencia del primero, evalúa la línea recta o tangente que se genera desde el interior de la media circunferencia hasta el borde de la calle, fenómeno conocido como expulsión de la vía, en la que la técnica para evitar su ocurrencia es disminuir la velocidad al tomarla.
Además, se sugiere el uso del modelo de “velocidad simple por vuelco”, que aborda giros laterales en vehículos sin frenado. Esto responde a la pregunta sobre la velocidad mínima para que un automóvil se voltee. A diferencia de otros modelos, el factor de vuelco máximo no depende solo de la velocidad; incluso a 20 o 30 km/h, factores como el peso del vehículo, la carrocería y su aerodinámica pueden influir en la posibilidad de un giro.
El primer caso fue el de un peatón atropellado por una moto en diciembre de 2010 en el sector conocido como maltería. Aunque no hubo huella de arrastre, el cálculo cinemático estableció que la velocidad de desplazamiento del vehículo era de entre 32 y 38 k/h sobre una señalización de los 30 km permitidos, mas no fue la imprudencia del peatón.
En julio de 2018 hubo una colisión entre un vehículo y una moto en la carretera que conecta La Miel y Pacora, en Caldas. Aunque se culpó al motociclista por exceso de velocidad, surgió un debate sobre la prioridad de la vía, ya que el vehículo no redujo la velocidad al girar. El informe final indicó que la moto iba a 22 km/h en una zona de 30 km/h.
En 2020, en el peaje de la ruta del café, cerca de las Pavas en la vía hacia Chinchiná, Medellín y Pereira, un motociclista falleció tras chocar por detrás de un tractocamión con contenedor azul oscuro. Aunque inicialmente el accidente se atribuyó a la falta de habilidad del conductor, el análisis mediante modelos físicos reveló que, a pesar de la ausencia de huellas de frenado, el tiempo de reacción fue de 11 segundos a una velocidad máxima de 30 km/h en una vía con señalización que indicaba un límite de velocidad de 40 km/h.
Además se consideraron factores como la difracción de la luz a las 4:00 de la mañana en una zona con poca iluminación, la falta de señalización en el lugar de estacionamiento y posibles efectos en la visión del conductor debido a cambios de temperatura en el casco.
El ingeniero subraya que omitir elementos en un accidente puede llevar a decisiones incorrectas y a menudo resulta en impunidad o archivo de casos. Sin embargo, destaca la utilidad de otros modelos físicos. Además enfatiza en la importancia de usar programas de simulación 3D –como Virtual Crash o MatgCaD 6.0– para ofrecer ejemplos más detallados de los accidentes y evitar la pérdida de información crucial.
Como resultado de esta investigación se publicará el libro Física forense: Modelos físicos para la reconstrucción analítica de accidentes de tránsito en procesos de responsabilidad, que servirá como referencia para jueces, fuentes, peritos y las partes involucradas, enriqueciendo el estudio de modelos físicos para la reconstrucción analítica de casos de accidentes.