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En Colombia el uso del agua potable para actividades domésticas es el segundo renglón que más demanda el recurso hídrico; no obstante el 40 % de las aguas provenientes de duchas, lavamanos y lavadora se podría reutilizar en la limpieza y descarga de sanitarios.
En muchos hogares, conscientes de la importancia de cuidar el agua y reducir sus costos, han implementado estrategias de ahorro como recolectar el agua del último ciclo de la lavadora para descargar los sanitarios o limpiar la casa, aunque lo hacen manualmente, con baldes o tinas que deben cargar para verter al inodoro.
Teniendo en cuenta estas prácticas y la problemática del agua que cada vez es más grave, la arquitecta Anny Galeano Díaz, magíster en Construcción de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), evaluó la viabilidad de implementar las PTAR compactas en viviendas multifamiliares de la capital.
La PTAR elegida se basa en un sistema de tratamiento biológico, en el que las aguas residuales previamente pasan por unas rejillas que retiran las grasas, arenas y sólidos. De allí pasan por tres cámaras: en la primera, por medio de inyección de aire, se activan las bacterias que digieren la materia orgánica generando lodos biológicos; en la segunda se hace una sedimentación de los lodos generados, y en la tercera se realiza el proceso de desinfección con cloro y se almacena.
"Este tratamiento se viene utilizando de manera artesanal desde hace varios años, cuando las abuelas y mamás llenaban los baldes con el agua de la lavadora y la dejaban al aire libre, lo que le da condiciones aerobias a los microorganismos que transformarán la materia orgánica", asegura la experta.
Con las PTAR compactas se busca tecnificar este proceso, cada vez más necesario si se tiene en cuenta que el área de los apartamentos se ha reducido y dificulta tener recipientes con aguas grises, además de la incomodidad que representa para los habitantes.
La magíster seleccionó dos plantas ofrecidas por sendas empresas comercializadoras: una con alto grado de tecnificación cuyo valor aproximado es de 70 millones de pesos, y otra con un proceso de tratamiento y desinfección básico que cuesta 25 millones de pesos. Ambos tienen capacidad de tratar 11 mil litros de agua por día, que es el volumen que usarían alrededor de 300 habitantes.
En el caso de la planta más tecnificada, cada usuario debe asumir una inversión inicial aproximada de 1.700.000 pesos, mientras que por la más sencilla la inversión es de 400 mil pesos. Tales valores pueden disminuir si hay menos habitantes por edificio.
"A tráves de la aplicación del ROI (retorno de la inversión) se identificó que el costo de la planta se recupera con el 40 % de ahorro de la factura del agua en 5 a 15 años máximo, lo cual representa una inversión rentable más que un gasto", explica.
Estos valores se mantienen siempre y cuando se considere la planta desde el diseño de los edificios, de tal manera que la constructora asuma la obra civil de la instalación, que para una vivienda promedio de 60 m2 en estrato 3 no supera los 2 millones de pesos, y que dará un mayor valor agregado a la residencia.
La evaluación de la viabilidad de este proyecto tuvo en cuenta tres parámetros: rentabilidad económica, responsabilidad ambiental y aceptación social, que fueron aplicados a 147 personas que viven en un conjunto residencial del occidente de la capital de estrato 3.
Después de aplicar una encuesta se evidenció el interés en la implementación del sistema propuesto para cuidar el medioambiente y reducir los costos del agua.
En cuanto a la inversión, el 8,2 % de los encuestados estaría dispuesto a invertir más de 2 millones de pesos en la implementación PTAR y el 56,5 % entre 1 y 2 millones, pues ven un rango de ganancia en el ahorro del consumo de agua.
Con la recolección de estos datos, el apoyo del Departamento de Estadística de la U.N. Sede Bogotá y la aplicación de la metodología para la toma de decisiones multicriterio ANP (Analytic Networks Process), la investigadora determinó que la implementación de estas plantas de tratamiento tienen un 77,2 % de viabilidad, pues cumplen con los parámetros ambientales, económicos y sociales de los ciudadanos consultados.