Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
/Psicoterapeutas luchan contra el síndrome del trabajador quemado, o burnout, en su propia profesión
Salud

Psicoterapeutas luchan contra el síndrome del trabajador quemado, o burnout, en su propia profesión

    Un estudio realizado con 34 psicólogos evidenció que estos profesionales dedican entre 17 y 24 horas semanales a la atención de pacientes, el 97,1 % de estos con casos de complejidad media a alta. Esta carga laboral, sumada a la responsabilidad de gestionar emociones difíciles, así como los roles y responsabilidades que asumen en su vida cotidiana, están desencadenando baja autoestima, aislamiento, afán constante y fatiga general, lo cual genera preocupación por su estado de salud mental y emocional.

    El agotamiento y el estrés en el lugar de trabajo son preocupaciones crecientes en una amplia gama de profesiones, y el campo de la psicoterapia no es una excepción. El psicólogo Giovanny Stiven Ardila Acosta, estudiante de la Maestría en Psicología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), comenta que “cuando los psicoterapeutas presentan burnout (síndrome del trabajador quemado), al igual que otros profesionales, entran en un estado de agotamiento físico, emocional y mental”.

    “Esto puede generar una desconexión en los diferentes roles de la vida. Dentro de la labor se tiende a tomar distancia de aquello que está pasando en la terapia, y puede ocurrir que se evite atender a algunos pacientes. Por otro lado, en lo intra e interpersonal, se puede sentir desgaste e irritabilidad en las relaciones, darse conductas en detrimento de salud física como la higiene inadecuada del sueño, posible consumo de sustancias o la limitación de la actividad física”.

    Por eso el magíster abordó los determinantes para el burnout desde una mirada psicosocial, que abarca aspectos profesionales, personales y socioculturales de los psicoterapeutas. Estas son las principales diferencias entre dicho síndrome y el conocido “desgaste de empatía”.

    Dentro de su estudio utilizó el Inventario de Burnout de Psicólogos (IBP) y el Inventario de Síntomas de Estrés (ISE), herramientas que permiten evaluar el cansancio emocional, la despersonalización (que implica un distanciamiento emocional del trabajo y cierta deshumanización hacia los pacientes y personas que rodean la vida del profesional), y la falta de realización personal en el ámbito laboral, es decir, la sensación de insatisfacción con la profesión.

    Estas herramientas funcionan como cuestionarios que, a través de diversos ítems, proporcionan una caracterización detallada de los participantes en términos socio-demográficos, profesionales y personales, además de evaluar sus niveles de burnout.

    Aunque el 58,8 % de los participantes del estudio (20) eran mujeres, entre 24 y 29 años, sorprendentemente los resultados revelaron que los hombres informaron sobre niveles de burnout más altos que sus colegas mujeres.

    “A menudo los hombres enfrentan presiones sociales para mostrar fortaleza emocional y resistencia, lo que puede dificultarles expresar sus propias emociones y buscar apoyo cuando lo necesitan. En la vida cotidiana hay muchas situaciones desafiantes, y cuando se toma esta posición se puede acumular estrés y agotamiento emocional, que al final desencadenan el burnout”, explica el psicólogo.

    También se destacó que el 85,3 % de los profesionales son solteros y solo un 8,8 % vivían solos con sus mascotas. Resulta llamativo que, al plantear la pregunta sobre el respaldo social, el 97,1 % de los psicoterapeutas encuestados afirmó contar con una red de apoyo compuesta por familiares, amigos u otros confidentes, pero a su vez presentaron muchos síntomas del trabajador quemado.

    A esto se suma que el 85,3 % de los participantes manifestó haber asistido a psicoterapia en algún momento de su vida, aunque el 58,8 % ya no lo hacían. Esto tiene una explicación: “independientemente de si el profesional busca o no este espacio, el cansancio emocional continúa por la labor de atención que tienen y también por los estresores de la vida cotidiana”, dice el psicólogo Ardila.

    En otra fase de la investigación se organizaron dos grupos focales, cada uno con 4 psicoterapeutas provenientes de la muestra de los 34 iniciales, utilizando la metodología de los Núcleos de Educación Social (NES) con el fin de explorar en profundidad las experiencias, percepciones y estrategias de manejo del burnout entre los participantes.

    Durante estas sesiones se observó que aquellos con niveles más altos de burnout pintaron representaciones visuales más detalladas e impactantes en un “monstruo del burnout”. Además, los participantes identificaron síntomas físicos, especialmente en la parte superior del cuerpo: ojos, cuello, pecho y espalda, destacando la tendencia a somatizar el burnout en esas áreas.

    Aún se requieren estrategias

    Aunque las cifras presentadas en el estudio no permiten generalizar conclusiones locales o específicas de estos profesionales, por haberlas realizado con el equipo de psicoterapeutas de un centro de atención psicológica, el magíster considera que la información entregada acerca del estado actual de algunos profesionales en términos de burnout es relevante y contundente.

    Como producto de las últimas fases de la metodología, los psicoterapeutas en los grupos focales establecieron una serie de alternativas de manejo, categorizadas por ellos en: individual, social, colectivo y organizacional, a través de las cuales se pueden gestionar este tipo de síntomas.

    “Un ejemplo es que si el aplicativo con las historias clínicas resulta tedioso y es el que desencadena ese estrés y esa sensación de no querer estar o hacer el trabajo, es importante revisar junto con las directivas cómo se hace más ameno. Otra alternativa es enfocarse en construir espacios para la relajación, o de discusión, como el facilitado por los mismos grupos focales”, dice el investigador.