Primer beso del Sol y la Luna, espectáculo astronómico con epicentro en Palmira
El “primer beso”, o contacto, como se le conoce al primer acercamiento de la alineación entre el Sol, la Luna y la Tierra, empezó a las 11:45 de la mañana, en medio de un día radiante que congregó a más de 3.000 jóvenes y familias enteras en la Sede Palmira. El eclipse anular de Sol “anillo de fuego” tardó cerca de 5 minutos.
A las actividades programadas para este encuentro masivo con la ciencia se unieron miles de televidentes desde diferentes partes de América Latina, gracias a la transmisión de Televisión UNAL, la cual sumó la colaboración de otras sedes de la UNAL y convocó reporteros de periódicos como TheNew York Times.
Las personas con discapacidad visual pudieron escuchar el fenómeno gracias a un dispositivo de sonificación que transforma la luz en frecuencias de sonido.
“Históricamente los eclipses han marcado el conocimiento de la humanidad sobre el universo y han dejado huella en la historia, la ciencia y la cultura. Desde los tiempos antiguos, cuando los chinos los observaban con diferentes instrumentos, hasta hoy, son fuente de asombro y conocimiento”, señala el astrofísico Santiago Vargas, divulgador científico y profesor del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) de la UNAL.
Estos eventos universales no solo han puesto a todos como humanidad bajo el mismo cielo, sino que también “han contribuido al descubrimiento de elementos químicos como el helio en 1868 y a la confirmación de la teoría de la relatividad de Albert Einstein en 1919, y su relevancia radica en que por siglos han demostrado la armonía de los movimientos en el sistema solar”, agrega el científico.
Las antiguas civilizaciones solían temerles a los eclipses por la repentina desaparición del Sol, que era su deidad principal; de hecho, la etimología de la palabra eclipse deriva de la idea de sentirse abandonado, pues viene del griego ekleipsis, que significa ausencia o abandono, por lo que su desconocimiento fue nefasto para la humanidad en algún momento.
Precisamente por eso, en el pasado los eclipses solares estuvieron rodeados de supersticiones y mitos, ya que la gente no entendía su naturaleza y temían que tuvieran un impacto negativo en su vida y su salud. Sin embargo, a lo largo del tiempo la astronomía ha demostrado que son fenómenos naturales sin efectos perjudiciales en los seres humanos.
“Tanto es así, que algunos científicos consideran que hoy es el día de una feliz coincidencia”, comenta el astrofísico de la UNAL Juan Camilo ‘Milo’ Buitrago, investigador posdoctoral del Space Sciences Laboratory de la Universidad de California en Berkeley.
“Milo” explica que “el diámetro de la Luna es 400 veces más pequeño que el del Sol, pero está 400 veces más cerca de nosotros que el ‘mono’, y esa feliz coincidencia de que el número sea el mismo, hace que la Luna tenga el tamaño apropiado para ser capaz de cubrir casi por completo el disco solar en el cielo”.
Los eclipses solares tienen efectos en la Tierra, como el aumento en las mareas en las zonas costeras, que se debe a la atracción gravitacional combinada de la Luna y el Sol. También pueden tener efectos menores en el suelo, causando una ligera deformación. Sin embargo, estos efectos son generalmente imperceptibles para los seres humanos.
El cubrimiento de este emocionante evento es el resultado de la colaboración entre la UNAL, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el Space Sciences Laboratory de la Universidad de California en Berkeley y la Red de Astronomía de Colombia.
La jornada fue una oportunidad para que la comunidad académica y el público en general se unieran para disfrutar de uno de los fenómenos más intrigantes del cosmos, gracias a que hoy vivimos una época dorada para su exploración.
Durante el eclipse solar anular el profesor Vargas anunció el nacimiento del Semillero Cúmulo, un ambicioso proyecto de la UNAL que reúne a los jóvenes apasionados por la astronomía en diversas sedes de la Universidad, quienes hoy se reunieron por primera vez en la Sede Palmira.
En solo dos meses de creado, el Semillero aglutina a más de 500 estudiantes de todas las áreas del conocimiento interesados en explorar los misterios del cosmos y fomentar la divulgación científica. De la Sede Palmira forman parte 10 estudiantes de diferentes programas y una docente de la UNAL, quienes están interesados por “gusto y pasión” por el cosmos.