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Ciencia y Tecnología

Potente regulador de metabolismo ayudaría a detectar a tiempo la preeclampsia

    Investigación adelantada en 400 mujeres gestantes de Bogotá evidenció que medir durante el primer trimestre de embarazo el factor de crecimiento fibroblástico 21 (FGF-21) –proteína secretada por el hígado y la grasa corporal– podría ser un marcador predictor de preeclampsia.

    El hallazgo, realizado entre otros, por un equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y publicado en la prestigiosa revista científica Cells, permitiría optimizar las estrategias de cuidado obstétrico especial de alto riesgo, mediante las cuales los especialistas en medicina materno-fetal practiquen el control prenatal y se empleen las medidas de prevención necesarias para procurar un embarazo a término.

    La revisión frecuente de las enfermedades hipertensivas del embarazo –en especial la preeclampsia, que suele aparecer en el quinto mes de gestación– es de suma importancia, por las consecuencias maternas y perinatales que ocasionan.

    Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la preeclampsia es la primera causa de muerte materna en los países en vías de desarrollo, como Colombia, en donde se estima que afecta entre el 2 y el 8 % de las gestantes.

    El profesor Ariel Iván Ruiz Parra, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la UNAL, afirma que “en las pacientes con preeclampsia se han descrito alteraciones de la formación de vasos sanguíneos (angiogénesis) de la placenta, aumento del estado oxidativo e inflamación”.

    Explica además que el FGF-21 es una sustancia que se produce en el hígado, cuyos niveles se incrementan cuando la persona se encuentra en estado de ayuno prolongado y disminuye cuando ocurre sobrealimentación. Su papel en el metabolismo es aumentar el gasto de energía y contribuir a reducir el peso corporal de la persona.

    ¿Cómo actúa el FGF-21?

    Las 400 mujeres gestantes que participaron en este estudio consultaron al Hospital de Engativá y al Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la UNAL, en donde se les realizaron los exámenes de rutina como: toma de signos vitales, presión arterial, peso, talla, exámenes de control prenatal y biomarcadores como: insulina, chemerin, leptina, receptor solubles y factor de crecimiento fibroblástico 21, entre otros.

    “Las mujeres estaban clínicamente sanas al ingresar al estudio en el primer trimestre de gestación, se encontraban en un rango de edad entre los 18 y 38 años y no tomaban medicamento alguno”, señala el médico Ruiz. Además, se les tomaron muestras de sangre durante los tres trimestres del embarazo y tres meses después del parto.

    También se estudiaron 20 mujeres no gestantes que tenían ciclos menstruales ovulatorios. Todas las muestras de sangre se congelaron para ser procesadas posteriormente.

    Al azar se estudiaron 52 muestras de sangre de mujeres gestantes normales de la cohorte inicial y se encontró que “el FGF-21 en el primer trimestre de su embarazo disminuyó y luego comenzó a aumentar leve pero significativamente en el segundo y tercer trimestres en las gestantes normales”, afirma.

    Además se analizaron 21 muestras de sangre de mujeres gestantes que desarrollaron preeclampsia entre la semana 34 y 36, en quienes se evidenció que el FGF-21 se encontraba elevado desde el primer trimestre del embarazo (aproximadamente el doble de las gestantes normales) y siguió aumentando hasta tres veces más en el tercer trimestre del embarazo.

    La investigación también incluyó a mujeres no embarazadas, a quienes se les realizó el estudio del FGF-21 en la fase folicular (primera fase del ciclo) y en la segunda fase del ciclo, llamada fase lútea (la cual ocurre después de la ovulación y antes de la menstruación).

    “La conclusión principal es que en la fase lútea el FGF-21 disminuyó en asocio con el aumento de la progesterona y los estrógenos –principales hormonas sexuales femeninas–, hallazgo que se describió por primera vez en este estudio”, explica el doctor Ruiz.

    Así mismo recomendó que “las mujeres que están planeando un embarazo deben realizar una consulta preconcepcional en la que se les practique una historia clínica, ciertos exámenes de laboratorio y reciban una asesoría relacionada con el riesgo de desarrollar preeclamsia u otros desenlaces adversos, con el fin de tomar medidas preventivas”.

    En el estudio participaron investigadores de los Departamentos de Ciencias Fisiológicas, Obstetricia y Ginecología; Cirugía; Salud Pública y Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UNAL, y también de la Fundación Sueño Vigilia Colombiana, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Plata (Argentina), del Hospital Universitario Reina Sofía de Madrid, del Instituto de Salud Carlos III y del Instituto de Investigaciones Sanitarias de la Universidad Santiago de Compostela, de España.

    Aquí puede leer el artículo científico completo: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35883694/