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Salud

Posibles nuevos fármacos contra el alcoholismo: la genética ofrece respuestas

    Una de las consecuencias del alcoholismo es la inflamación interna, que disminuye la acción de las defensas del cuerpo al debilitar e incluso matar diferentes tipos de células, entre ellas las neuronas. El análisis de 10 genes relacionados con este proceso evidenció 2 con alto potencial para ser utilizados como blancos terapéuticos, es decir como candidatos al desarrollo fármacos que sirvan para tratar este problema.

    Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren en el mundo alrededor de 2,8 millones de personas por dependencia al alcohol; Colombia está lejos de ser ajena a la problemática, pues cerca de 7 millones de personas entre los 12 y 65 años son consumidores, y alrededor del 35 % de ellas lo ingiere en cantidades en las que ponen en grave riesgo su vida.

    Es importante agregar que al menos 200 enfermedades están asociadas con el alcoholismo y con la disminución de la respuesta del sistema inmune por esta causa.

    Aunque en el desarrollo de esta enfermedad influyen muchos factores, el genético es determinante: casi el 50 % de las probabilidades de ser alcohólico depende del ADN y lo evidencian estudios realizados en gemelos o hijos adoptados, en los cuales uno de ellos tenía mayores factores de riesgo.

    El doctor en Ciencias Farmacéuticas Mauricio Rey Buitrago, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), indagó acerca de un grupo de 10 genes que estarían relacionados con la función de una serie de proteínas llamadas interleucinas, encargadas de la respuesta inflamatoria. “Estos genes se estarían viendo afectados por el consumo de alcohol, y 2 de ellos son muy prometedores por su acción en este problema”.

    El investigador evaluó cómo se presenta la activación o inhibición de ciertos genes de respuesta inflamatoria, que es uno de los principales síntomas en la dependencia al alcohol, categorizada como enfermedad psiquiátrica.

    Para ello lanzó una convocatoria a la que acudieron más de 400 personas mayores de 18 años; después de un arduo proceso de selección la muestra se redujo a cerca de 170, excluyendo por ejemplo a quienes además de alcohol consumen otras sustancias psicoactivas, y de estos el 50 % era una población control, es decir que no consumen alcohol habitualmente, para contrastar los resultados con los que sí.

    La OMS recomienda que las mujeres no superen un consumo diario de 20 gramos de alcohol y los hombres 30, pero esto no se cumple y los jóvenes son una muestra importante de ello, ya que, según el investigador Rey, “en el estudio la población más joven tuvo los mayores niveles de consumo de alcohol”.

    Una de las partes más importantes del trabajo fue la caracterización de las variantes de los genes en cada secuencia, la cual se hizo en un análisis de haplotipos, esto quiere decir que se analizaron todos los cambios de un segmento del gen al mismo tiempo, ya que ver uno por uno es muy dispendioso, incluso si es simulado en un programa.

    Estas variantes determinan la respuesta inmune de cada individuo ante la inflamación y muestran la predisposición genética a tener problemas con el consumo de alcohol, que con el paso de los años tiene un impacto neuronal parecido al del Alzheimer o la demencia.

    Según el experto, “se encontraron varios genes como los principales activadores de la respuesta inflamatoria y que son regulados por un proceso llamado metilación, en el que moléculas denominadas metilos se unen al ADN y no permiten que se sinteticen las proteínas necesarias para defenderse o evitar el daño celular”.

    Para determinarlo se tomaron muestras de sangre y luego se extrajo el ADN y el ARN, y en el plasma se evaluaron las proteínas; con estos componentes se determinó la activación o inhibición de genes, así como su interacción, todo esto gracias a pruebas de reacción en cadena de polimerasa (Q-PCR); y de enzimoinmunoanálisis de adsorción (ELISA); además de la utilización de programas de bioinformática especializados en el análisis genético.

    “Aunque hoy existen numerosos medicamentos para tratar el alcoholismo, estos no tienen un impacto farmacológico muy grande y se centran más en diagnósticos psicológicos para dejar de tomar, lo cual no es efectivo, y de hecho no disminuye el impacto si una persona vuelve a recaer en la bebida; pero en un futuro los genes identificados podrían ayudar a tener una mayor precisión en el tratamiento contra la acción inflamatoria, y por ende el daño neuronal”, destaca el experto.

    Según el académico, “algo a tener en cuenta es que fue muy difícil encontrar personas que solo consuman alcohol, generalmente se combina con otro tipo de sustancias psicoactivas como la marihuana, lo cual hizo que fuera más complejo encontrar la población ideal para el estudio; este es un paso importante, pero ahora hay que ampliar la investigación para tener una muestra y caracterización más completa”.