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Ciencia y Tecnología

Posibles efectos en la salud no preocuparían a usuarios de tecnología 5G

    Insomnio, irritabilidad e infertilidad son algunas afecciones que las personas suelen relacionar con los efectos adversos de las ondas electromagnéticas emitidas por los teléfonos celulares. La tecnología 5G no está exenta de este debate, aunque en Colombia aún no se ha desplegado de manera masiva. Un estudio indagó sobre cómo cree la gente que la implementación de esta tecnología puede afectar su salud, ¿qué encontró?

    Por solicitud de la Agencia Nacional del Espectro, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y la Pontificia Universidad Javeriana realizaron un estudio de percepción y pruebas para determinar si las 5G tienen algún efecto en la salud humana, un ejercicio pertinente si se tiene en cuenta que el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic) anunció la implementación y el despliegue de dicha tecnología como un asunto prioritario para el Gobierno nacional.

    La quinta generación de las tecnologías y estándares de comunicación inalámbrica, conocidas como 5G, permite que varios dispositivos estén conectados al tiempo. Esta abarca soluciones vinculadas al internet de las cosas (aparatos electrónicos o electrodomésticos estarían conectados al wifi), los macrodatos –o big data–, la robótica o la realidad virtual.

    La investigación contó con dos fases: la primera consistió en una encuesta de percepción a 402 personas –entre hombres y mujeres– mayores de 18 años y de todos los estratos sociales.

    Las preguntas se relacionaron con teléfonos móviles y sistemas electrónicos con conexión a internet, y también con la infraestructura (torres, antenas y bases de retransmisión) ubicada en ciudades y en áreas rurales.

    En este caso, el 61 % de los encuestados cree que habrá un cambio en la infraestructura de comunicación, mas no un cambio representativo en la radiación.

    Así mismo, señalan que si hay riesgos para la salud asociados con la recepción de ondas electromagnéticas, estos ya estarían presentes en las tecnologías actuales 4G, 3G y 2G.

    Otra conclusión es que se sabe muy poco sobre los posibles riesgos de la exposición a la tecnología 5G y a las antenas, pues el 48 % de los encuestados prefirieron no opinar, justificando su respuesta en el desconocimiento de los riesgos a la salud.

    El estudio señala que las alteraciones en el cuerpo están más relacionadas con el uso incorrecto o desmedido de las tecnologías, pues “vivimos en un mundo virtual en el que permanecemos hiperconectados, lo que afecta la interacción y las relaciones sociales y personales y se pierde la libertad emocional, que genera dependencia, ansiedad y otros trastornos”.

    El sondeo también demuestra que solo el 5 % de los encuestados apaga en las noches todos los dispositivos y que más del 50% lleva su celular entre 16 y 24 horas al día.

    Simulaciones

    Según la Organización Mundial de la Salud, los teléfonos móviles son transmisores de radiofrecuencias de baja potencia, pues funcionan en un intervalo de frecuencias de entre 450 y 2.700 megahercios y tienen un pico de potencia que va de 0,1 a 2 vatios.

    Así, para la segunda fase se analizó cómo el campo electromagnético generado por un celular es absorbido por el cuerpo, interacción que genera un calentamiento de los tejidos que es normal hasta cierto punto.

    La tasa de absorción específica (SAR) estipula que la restricción básica de exposición en una persona común oscila entre 100 kilohercios y 6 gigahercios en periodos de al menos 6 minutos.

    Cuando se sobrepasan las medidas estipuladas es cuando podría haber preocupación. “Está medición es puramente térmica. A partir de esa absorción, podemos calcular el aumento anormal de temperatura en el cuerpo”, explica el profesor Javier Leonardo Araque, Ph. D. en Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones, quien formó parte del equipo investigador.

    Para este fin, el doctor Araque y su equipo –integrado también por médicos– utilizaron un modelo computacional que permite hacer simulación numérica, y un maniquí relleno con un líquido que asemeja el comportamiento de los tejidos humanos para mediciones fieles a la realidad.

    Se analizaron los movimientos y posiciones que adopta el usuario para contestar llamadas, videollamadas o chatear, y además los lugares frecuentes en donde se guardan los aparatos: bolsillos del pantalón, abrigos o chaquetas, y en las manos.

    Así, se pudo establecer que los lugares del cuerpo más expuestos al campo electromagnético y al calor de los dispositivos son las piernas, la cabeza, las manos y la zona pectoral.

    El profesor Araque concluye que “la difusión y educación será clave para mitigar los aspectos que están bajo el control de los usuarios. Por eso recomendamos hacer énfasis en este apartado, gestionando comunicación masiva en diferentes espacios, canales y medios de forma asertiva, cercana y concreta”.