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Medioambiente

Plantas hiperacumuladoras reducirían contaminación por minería

    El 98 % de las plantas que tienen la capacidad de acumular y tolerar concentraciones altas de metales en sus tejidos crecen en el país y se podrían aprovechar para hacer minería o reducir la contaminación de los suelos.

     

    Así lo evidenció un estudio adelantado por Yordy Alejandro Bustos Contreras, magíster en Ingeniería de Recursos Minerales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, quien explica que su revisión es el primer paso para buscar nuevas formas de extracción de metales con menores impactos en el medioambiente.

    “Algunas de las plantas incorporan en sus raíces los metales disueltos presentes en el suelo, y en ese caso se extrae toda la planta para el beneficio (extracción) del metal; otras los acumulan en las hojas y en los tallos, en este caso se hace cultivo mediante poda o raspado para recuperar el metal; y existen algunas otras que volatilizan esas partículas, o sea las degradan y transforman a una fase gaseosa que se emite a través de las hojas”, explica el magíster Bustos.

    En su trabajo, investigó y recopiló información de 222 especies de plantas con propiedades hiperacumuladoras reportadas en distintos estudios y publicaciones, y las agrupó en 52 familias. Entre ellas encontró, por ejemplo, que la familia Brassicaceae (crucíferas) tiene 37 especies identificadas en el mundo que acumulan níquel, cobre, manganeso, cadmio, oro, plomo y zinc. En Colombia hay 74 especies de esa familia y en muchas de ellas no se han estudiado dichas propiedades.

    En el caso de la familia de las Asteraceae (plantas ornamentales pequeñas) se identificaron 57 especies hiperacumuladoras. Nuestro país tiene 1.302 especies de esa familia identificadas. “Tenemos una biodiversidad mayor y hoy no sabemos cuántas de esas otras especies puedan tener las mismas propiedades”, apuntó el investigador.

    Fitominería con alto potencial

    Esos hallazgos lo llevaron a pensar en la posibilidad de que en el país se desarrolle la fitominería, o sea que se apliquen esas plantas en proyectos como relaves mineros antiguos invadidos por vegetación o minas con planes de cierre para extraer metales y limpiar los suelos.

    “El proceso de producción no sería tan distinto, pues en todos los casos la materia seca (la planta) se incinera y queda una ceniza en la que está el metal”, señala el investigador.

    Para la extracción se pueden usar dos fórmulas: la primera implica fusión directa, es decir, tomar la ceniza y someterla a altas temperaturas para obtener metal fundido; y la otra es el lixiviado, que es la mezcla de la ceniza con reactivos que producen una solución acuosa que luego se procesa en las plantas de minería tradicional.

    También para recuperar suelos

    Pero no solo hay aplicaciones mineras. Las propiedades hiperacumuladoras de las plantas también se pueden usar para recuperar suelos.

    “Si hay un terreno con altas concentraciones de plomo, que es tóxico, se pueden usar ciertas plantas que lo acumulan para que lo absorban. Pero también se pueden usar para la limpieza de efluentes líquidos contaminados por metales, porque ciertas plantas como los mangles y otras briófitas pueden atrapar los metales disueltos, o sea, servir como filtros de metales”, agregó.

    El magíster Bustos encontró que en todo el mundo se han hecho pilotos para la producción del níquel, el metal con más demanda en los últimos años y se han identificado unas 1.500 plantas que lo acumulan. Ese dato es relevante porque nuestro país tiene la mina más grande de este material, y por consiguiente el relleno de residuos de níquel más grande.

    También hay varias investigaciones con el aluminio. “De hecho encontré una investigación que se hizo en 2008 en el relleno sanitario La Pirgua de Tunja (Boyacá), en la que el investigador González Galvis encontró que la especie Salix babylonica (sauce llorón), tiene potencial de hiperacumulación de aluminio en las raíces”, explicó.

    El investigador considera que su trabajo es apenas un primer paso para buscar nuevas investigaciones y aplicaciones en minería y recuperación de suelos. “Ver agrominería en Colombia es mi mayor anhelo. El país tiene una historia de riñas entre los sistemas convencionales de minería y ciertos ecosistemas, y aquí podríamos tener una solución”, concluyó.