La estimación fue tomada de investigaciones hechas en esta región y particularmente una realizada por Paula Estefanny Pabón Quintero, bióloga egresada de la Universidad Nacional de Colombia, quien hizo su trabajo sobre la ecología trófica de este pez, cuyo nombre científico es Pteoris volitans.
Esta tarea le valió a la profesional el segundo lugar del Concurso Nacional Otto de Greiff, un estímulo a la excelencia académica en trabajos de grado que hayan obtenido mención meritoria, laureada o reconocimiento honorífico.
Según cuenta la investigadora, recopiló la información sobre el invasor y con lo que encontró en Santa Marta y San Andrés, le valió para realizar el cálculo a partir de una curva de población de especies, un método útil para estimar la biodiversidad.
"A partir de ahí los datos convergen en que pueden consumir más de 200 especies, aun cuando se tiene reportado que se alimenta de 100 clases de peces y alrededor de 30 de crustáceos", añade.
Sumado al hecho de que tenga un apetito tan grande, se compara también con el impacto ambiental que produce esa condición de generalismo trófico, es decir, que come todo lo que encuentra a su paso.
Un ejemplo de riesgo a estos ecosistemas marinos tiene que ver con la preferencia del depredador por la especie Thalassoma bifasciatum, un pez que puede llegar hasta los 25 centímetros de largo y que se encarga de limpiar a otros peces de parásitos.
También en la dieta del Pteoris volitans figuran los herbívoros como el Pez Loro. Pues sin la presencia de éstos gracias al invasor, se genera el crecimiento de algas desfavorable para los corales.
En cuanto a familias, la predilección se centra en la Labridae (de la que vienen los Thalassoma bifasciatum) y la familia de camarones Penaidae.
Investigación reconocida
El segundo lugar obtenido por la investigadora Paula Esteffany Pabón en el concurso Otto de Greiff sobre el Pez León, lo ve no solo como un logro personal, sino también la oportunidad de socializar algo tan importante como el peligro que genera esta especie.
"Se otorgó este premio puesto que se reconoce que hay un impacto ambiental muy grande, incluso porque sigue creciendo y sigue comiendo", señala.
De igual forma, destaca el apoyo de la Sede Caribe y la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia para realizar su trabajo, así como el compromiso de la institución por el control de esta especie, promoviendo su caza y consumo.