SIC otorga patente a crema para tratar leishmaniasis cutánea
La glicirricina se utiliza en la industria de alimentos especialmente como edulcorante y saborizante, y hacia la industria farmacéutica, se le han identificado propiedades antiinflamatorias, antivirales, antialérgicas y hepatoprotectoras.
La profesora Lucy Gabriela Delgado Murcia, directora del Grupo de Investigación en Inmunología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirma que “se comprobó que dicho ingrediente activo tiene propiedades antileishmaniales y también cicatrizantes”.
Señala que la glicirricina comercialmente disponible, que hace parte de esta patente, fue seleccionada por su alta homología con un compuesto derivado Raputia heptaphylla, el cual se obtiene de esta especie vegetal en bajas concentraciones (también difícil de sintetizar).
“Al compuesto natural nuestros grupos de investigación le hallamos propiedades antileishmaniales, pero por las limitaciones para proyectarlo como un medicamento disponible, hubo que buscar entre compuestos muy parecidos, disponibles en cantidades suficientes para su estudio y posible producción hacia su uso tópico en el control de la lesión cutánea de la enfermedad”.
Explica además que “en los modelos experimentales, tanto en el laboratorio como in vivo –con hámsteres–, encontramos que el producto redujo las úlceras inducidas por Leishmania (género de protozoo responsables de la enfermedad) entre un 14,6 y un 93,9 %. En los animales, la infección de sus células con el parásito fueron controladas con la glicirricina”.
Por esta razón, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) concedió la patente de invención a la “Formulación en crema a base de glicirricina para el tratamiento tópico de la leishmaniasis cutánea”, obtenida de manera conjunta con investigadores del grupo de investigación en inmunotoxicología del departamento de farmacia y del laboratorio de productos naturales vegetales del departamento de química, de la UNAL y del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (PECET) de la Universidad de Antioquia.
La científica Delgado destaca que “se trata de una formulación específica para leishmaniasis cutánea, pues los medicamentos con los que cuenta la humanidad para el tratamiento –como las sales de antimonio pentavalente– no fueron diseñados para esta enfermedad, sino que corresponden a segundos usos de estos medicamentos, empleados en su momento para tratar otras patologías”.
Dicho medicamento se administra mediante inyecciones intramusculares o endovenosas, que pueden resultar tóxicas e incluso mortales.
Así lo evidencian las investigaciones de los profesores Iván Darío Vélez Bernal y Sara María Robledo Restrepo, del PECET, quienes han descrito hepatotoxicidad fulminante, es decir, personas que mueren a consecuencia del tratamiento.
Aclara que, “aunque la leishmaniasis cutánea es una enfermedad complicada y genera estigma social, su tasa de mortalidad no es alta, por lo que es paradójico que el remedio resulte peor que la enfermedad cuando la localización de la lesión se encuentra en la piel”.
“La aplicación de inyecciones genera rechazo, los afectados suelen abandonar el tratamiento y esto provoca la aparición de cepas resistentes haciendo que los pacientes se queden sin un tratamiento efectivo; por el contrario, la aplicación de un medicamento directamente sobre las úlceras promueve la adherencia al tratamiento, pues es más fácil de aplicar”.
La docente menciona que “somos optimistas al pensar que en Colombia se pueda a llegar a producir la crema con las condiciones de calidad y seguridad que se requieren, y que haya un patrocinador de estudio clínicos para obtener registros sanitarios, que es el paso subsiguiente”.
Con respecto a lo que significa para la ciencia nacional la concesión de la patente, la profesora expresa:
La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria diseminada por la picadura de las hembras de zancudos y moscas. Afecta la piel, las mucosas y las vísceras. Está catalogada como una enfermedad desatendida u olvidada porque afecta a poblaciones pobres en el mundo, donde no hay inversión y desarrollo por parte, entre otros, de la industria farmacéutica.
Es una patología endémica en casi todo el territorio nacional, excepto en San Andrés Islas y Bogotá. Según información del Ministerio de Salud y Protección Social, se estima que en el país existen alrededor de 11 millones de personas en riesgo, especialmente en el área rural.
La enfermedad presenta tres formas clínicas, siendo la leishmaniasis cutánea la más frecuente y la de mayor distribución geográfica (entre 95 y 98 % de los casos); la leishmaniasis mucosa, que es el resultado de la diseminación del parásito, y que se puede presentar de semanas a años después de la lesión cutánea (1 a 4 %) y la leishmaniasis visceral, entre el 0,1 y 1,5 %.
La profesora Delgado señala que “del 100 % de las personas que se puede infectar solo el 20 % desarrolla la enfermedad, es decir que el 80 % son resistentes naturales a la leishmaniasis; de no ser así, su impacto en el país sería mucho mayor”.
La leishmaniasis forma parte del grupo de las “enfermedades tropicales desatendidas” declarada así por el grupo asesor técnico y estratégico de la Organización Mundial de la Salud (OMS).