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Ciudad y Territorio

Parque lineal y sendero ecológico darían nuevo aire a quebrada Minitas-Olivares

    Dicha quebrada, que en su recorrido desde la Reserva Forestal de Río Blanco hasta el río Guacaica atraviesa seis comunas de Manizales, está al borde de morir por asfixia. Contaminación, construcción de viviendas ilegales, deforestación y extracción de arena la tienen arrinconada. Para devolverle sus cualidades naturales se propone construir un parque lineal, reubicar viviendas y diseñar senderos ecológicos.

    El arquitecto Cristian Ricardo Cárdenas Delgado, estudiante de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, realizó un análisis del territorio que atraviesa la quebrada Minitas-Olivares desde el Alto de la Coca y a lo largo de sus 17,5 km de longitud, donde la actividad urbana ha hecho estragos en la composición de las aguas.

    “La cuenca es una arteria fluvial importante en el ecosistema de Manizales, y dada su severa transformación, resulta indispensable diseñar un plan de acción desde el componente arquitectónico, en correspondencia con los Objetivos del Desarrollo Sostenible”, menciona el arquitecto.

    La metodología empleada en su trabajo para entender los factores que inciden en la contaminación de estas aguas partió del diseño de una matriz de evaluación cuantitativa y cualitativa. Mediante encuestas a los habitantes de los sectores aledaños a la cuenca se identificaron situaciones de riesgo ambiental, y después aplicó el análisis DOFA (Debilidades, Oportunidades, Fortalezas y Amenazas).

    Los indicadores que arrojó esta primera fase de la investigación se organizaron en cuatro estructuras tecnológicas y naturales, así: Circulatoria (infraestructura vial), Construida (viviendas), Verde (cobertura vegetal) e Hídrica (recursos fluviales).

    Según dicho esquema, algunas de las problemáticas que afectan la quebrada en cuanto a infraestructura vial son la invasión al espacio público por los habitantes de calle y las obras viales mal planificadas.

    Respecto al desarrollo urbano, los factores de riesgo son las aguas residuales y los desechos producidos por asentamientos ilegales sin licenciamiento, fábricas, bodegas, talleres mecánicos, lavaderos de carros, estaciones de gasolina, central de sacrificio, minería ilegal, extracción de material pétreo (granito o pizarra) y lugares de reciclaje.

    El daño ambiental en la estructura verde obedece a tala de árboles, deforestación, extracción de especies nativas, cambio en el uso del suelo por actividades agrícolas al borde de la quebrada, erosión y deslizamientos.

    La afectación en la estructura hídrica se debe a la contaminación de las aguas, la minería ilegal en río Blanco (barrio La Sultana), la sedimentación, las amenazas de inundación, deslizamientos, desbordamientos del cauce, extracción del subsuelo y aguas servidas residenciales.

    Estos indicadores también se estudiaron a partir de los soportes bibliográficos y planimétricos del Plan de Ordenamiento Territorial de Manizales, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y el Sistema de Información Geográfica.

    El estudiante explica que “después de determinar las amenazas se diseñó un plan con propuestas espaciales para volver a naturalizar la quebrada, es decir, recuperar las condiciones naturales anteriores al proceso de urbanización”.

    Soluciones proyectadas para escenarios futuros

    El plan de acción del arquitecto también se diseñó desde las cuatro estructuras: Circulatoria, Construida, Verde e Hídrica.

    En vías, proyecta el diseño urbanístico de un parque lineal al borde de la cuenca con espacios para ocio y entretenimiento; un cable aéreo ecoturístico a lo largo de todo el corredor fluvial y el mejoramiento de la ruta entre Manizales y Neira.

    Para atender las problemáticas que representan las viviendas, el investigador propone construir una Planta de Tratamiento para las Aguas Residuales (PTAR); reubicar a las familias localizadas en zonas de alto riesgo, y crear una zona para captar energía solar, eólica y eléctrica, que se ubicaría después del Puente Olivares.

    En cuanto a la estructura verde, plantea soluciones como: paisajismo sobre el corredor fluvial, protección de la cobertura verde en senderos ecológicos como el Ecoparque los Yarumos y crear granjas solares como invernaderos y biodigestores para el manejo de desechos orgánicos.

    El plan de acción en la estructura hídrica consta de tres alternativas: eliminación de la minería ilegal, restauración del cauce natural de la cuenca y mitigación de inundaciones.

    El estudiante Cárdenas también resalta que de la sensibilización hacia los habitantes que viven, trabajan o transitan zonas cercanas al corredor fluvial Minitas-Olivares depende todo el proceso de renaturalización. “En Europa las cuencas son de vital importancia, y por ello le apuestan a la descontaminación de los ríos”, concluye.