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Política y Sociedad

“Para conocer hay que caminar”, entrega simbólica del Informe de la Comisión de la Verdad a las universidades

    En una de sus correrías por el país, el fallecido escritor y periodista Alfredo Molano habló con un campesino que le dijo: “para conocer hay que caminar”, y eso es lo que ha hecho la Comisión de la Verdad. En un intento por desentrañar la verdad del conflicto armado, ha llegado a 9 regiones y 24 países, siguiendo el rastro de quienes han sido sus protagonistas. Hoy el resultado de esa desoladora travesía ha sido publicado en un Informe Final, cuya entrega simbólica a las universidades del país se realizó en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

    El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, dijo que más allá de las 6.000 páginas que tiene el Informe, lo que se busca con este documento es traer un mensaje de esperanza de que en Colombia sí es posible lograr la paz y la reconciliación.

    “En la sociedad nos da mucho miedo mirar la verdad, saber cómo es y hablar de ella; este ha sido un conflicto que atrapó y enloqueció al país, y en el que se produjeron muertes y pérdidas absurdas e incomprensibles”, aseguró.

    También dio cifras acerca del padecimiento que han vivido las víctimas del conflicto: “entre 1985 y 2018 se presentaron más de 500.000 muertes, casi 8 millones de desplazados y 12 millones de desaparecidos”.

    “Colombia ha sido como un cuerpo dañado que tiene la cabeza rota en el Catatumbo, las entrañas destruidas en Nariño, las piernas quebradas en la Amazonia y el hígado explotado en las playas del Chocó”.

    Además hizo una reflexión sobre lo valiosa que es la vida de una persona por encima de cualquier interés económico de alguna empresa u organización.

    Por su parte, el comisionado Saúl Franco recordó el concepto de “sentipensante” propuesto por el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda: “si no sentimos la realidad y la verdad de lo que ha sido la guerra en Colombia, nunca vamos a entenderla”.

    Señaló importantes logros de reconocimiento de los horrores cometidos durante este conflicto de más de 60 años por parte de distintos actores armados.

    “En un acto público las FARC reconocieron el asesinato del profesor Jesús Antonio Bejarano en las instalaciones de la Universidad Nacional de Colombia; Salvatore Mancuso, exjefe paramilitar, reconoció la opresión a la que se sometieron las universidades del Caribe durante esta época, y el exgeneral de la Policía Óscar Naranjo aceptó haber visto a los jóvenes universitarios como un enemigo en la guerra”.

    Según el comisionado Franco, desde las universidades se han proporcionado informes esenciales para comprender la crudeza y frialdad de la guerra, “un importante hallazgo de la Comisión es que aquí sí hubo guerra, y la mayor víctima fue la población civil. Es relevante que se busque una paz grande que convoque a toda la sociedad en el entendimiento de una verdad, que aunque no es la definitiva, sí es la mejor que se tiene hasta el momento”.

    Siguiendo la conversación, la comisionada Lucía González señaló que “este documento se resume en un grito colectivo de nunca más a la guerra, la cual no le sirvió a nadie, no tuvo un ganador y lo único que produjo fue daños”.

    “Este es un legado histórico que le dejamos a los jóvenes y que esperamos que pueda convertir el futuro en algo distinto; nunca más debe pasar un estudiante por la universidad sin reconocerse en la historia de este país”, agregó.

    El documento fue recibido por la profesora Dolly Montoya Castaño, rectora de la UNAL, Luis Fernando Gaviria, presidente de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), y Jairo Miguel Torres, presidente del Sistema Universitario Estatal (SUE).

    “La UNAL, como anfitriona de este evento, ratifica su compromiso con ser la Universidad de la Paz; es importante que esta entrega no se quede en documentos sino que trascienda en la sociedad”, afirmó la rectora Montoya.

    Agregó que “la verdad hay que sentirla y no solo hablarla, es importante ligarla a nuestra vida cotidiana, entendiendo sus dinámicas y lo que ha significado para el país”.

    Por su parte el presidente de ASCUN señaló que “como académicos tenemos en frente un compromiso para que las generaciones aprendan las fuerzas del perdón, respetando la vida y no matándose entre ellos”.

    Y el presidente del SUE dijo que “cuando no conocemos la historia somos sujetos desarraigados, necesitamos acercarnos a ella para poner un límite y saber lo que está bien y lo que está mal”.

    Además de la entrega se habló de la importancia de la “Cátedra Alfredo Molano Bravo: voces y verdades de la Colombia profunda”, que se adelanta desde el año pasado con la participación directa de organizaciones sociales y universidades regionales y nacionales, y cuyo objetivo ha sido la comprensión territorial del conflicto armado.