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Economía y Organizaciones

Pandemia por COVID-19 incrementó informalidad laboral en la isla de San Andrés

    Durante la época de pandemia, en especial durante los seis meses que la isla permaneció cerrada, el 99 % de los trabajadores informales perdió su trabajo; los más afectados fueron los vendedores de playa, de tours y el alquiler de carros playeros o “mulitas”. Así mismo, la medida afectó al 59 % de los empleados formales.

    Cabe resaltar que el promedio de ingresos diarios para un trabajador informal en la isla es de 244.000 pesos, en especial quienes alquilan las “mulitas”, lo que explica la preferencia por esta actividad.

    El estudio El mercado de trabajo en San Andrés Isla: Una mirada desde el turismo, de la Red Ormet (Red de Observatorios Regionales del Mercado de Trabajo) del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, del cual forma parte la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe, también evidenció que al incremento en la informalidad se sumó la llegada de migrantes irregulares que ven la oportunidad de ganarse su sustento sin el permiso de trabajo necesario para laborar en la isla.

    La profesora Johannie James, de la UNAL Sede Caribe, menciona que “en 2020, para complementar los gastos en el hogar, varios trabajadores formales han ingresado a la informalidad. Se estima que la canasta básica en la isla para una familia de cuatro personas es de 1.500.000 pesos”.

    Señala además que el estudio –que comprendió el periodo 2018-2020– indagó acerca de la informalidad laboral, las brechas ocupacionales y los efectos del COVID-19 en el turismo, motor principal de la economía del Archipiélago.

    Efectos de la pandemia

    En 2019 el comercio y la hotelería en San Andrés acapararon el 47 % de la ocupación formal, a lo que se sumó el ingreso de más de 1 millón de turistas (2.800 diarios).

    Pero el aislamiento y el cierre del Aeropuerto entre marzo y septiembre de 2020 redujeron el número de visitantes en un 70 % y la población ocupada en 27,1 % respecto al mismo periodo de 2019 (DANE).

    En una encuesta aplicada a 401 habitantes de la isla, el 99 % de los trabajadores informales respondió haber perdido su trabajo, mientras que los formales solo el 59 %.

    Las empresas vinculadas al sector se vieron afectadas directamente, ya que el 86,75 % de ellas cerró totalmente, el 11,92 % lo realizaron de manera parcial, y solo un 1,32 % se mantuvieron abiertas.

    De las empresas encuestadas, el 74 % tuvo que despedir trabajadores; el 100 % de los bares y restaurantes prescindió de su personal, así como el 95 % de las agencias de viajes y el 71 % de los hospedajes turísticos.

    Brechas ocupacionales

    Para este análisis, entre octubre de 2019 y enero de 2020 se realizaron 30 entrevistas semiestructuradas a empresas del sector. La muestra se determinó cruzando las bases de datos del Registro Nacional de Turismo (RNT) con las de la Secretaría de Turismo de “Viviendas turísticas” y “Establecimientos de alojamiento turístico”.

    Se identificaron como cargos críticos o de difícil consecución los de auditor nocturno, chef y auxiliares de lavandería y mantenimiento, entre otros, a causa de los horarios nocturnos o porque el personal no se adapta al perfil requerido.

    Vale recalcar que la oferta educativa turística en la isla es liderada por el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y el Instituto Nacional de Formación Técnica Profesional de San Andrés Isla (Infotep), las cuales ofrecen formación para cargos operativos y administrativos. Con respecto a educación superior, no hay instituciones que ofrezcan formación completa y presencial, específicamente en turismo.

    “La UNAL ofrece más de 50 carreras relacionadas directa o indirectamente con el turismo, en una modalidad en la cual los estudiantes completan dos semestres en la isla y el resto en el interior del país, incurriendo en gastos adicionales”, explica la profesora James.

    De ahí el déficit en programas asociados con cargos operativos en gestión hotelera y formación en áreas de las ciencias económicas, en especial administración de empresas, contaduría o economía.

    En cuanto a pertinencia y calidad, es necesario fortalecer las competencias tecnológicas y comunicacionales entre los estudiantes.

    Lo anterior, sumado a la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo, salario y expectativas de quienes egresan de esas carreras, que no quieren trabajar como meseros o botones, sino como administradores o empleados cualificados.

    Con los resultados, se plantearon estrategias para incentivar la formalización, el adecuado perfilamiento del sector, y se propusieron acciones para abrir la isla tras el confinamiento.

    “La motivación principal del estudio fue la queja frecuente de los empresarios respecto a la dificultad para vincular personal operativo como camareras y meseros, entre otros”, señaló la docente.

    Para recopilar la información primaria se realizaron 401 encuestas a trabajadores informales, teniendo en cuenta como población objetivo el número de ocupados según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE, 2018), restando el promedio mensual de afiliados al régimen de salud contributivo. También se desarrollaron grupos focales con trabajadores formales e informales, a fin de determinar las características de la informalidad.