Los estudios adelantados por Fernanda Vidigal Duarte Souza, curadora del banco de germoplasma "o de semilla" de piña de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), han mostrado que después de 10 años de conservación en laboratorio y bajo temperaturas extremas, las características de este fruto no se han alterado.
El banco genético de Embrapa conserva 14.000 tipos diferentes de soja y 10.000 de arroz, mantiene plantas in vitro, y custodia semen y embriones de animales, por lo que es considerado como el "Arca de Noé" de la gran diversidad que caracteriza a Brasil.
Según la experta brasileña, quien ofreció una conferencia organizada por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, una manera de mantener la diversidad genética de este alimento típico de Brasil y de otros países de América Latina, es con la participación de los productores y la búsqueda de otros usos alternativos.
Precisamente, el trabajo de la investigadora permite conocer nuevos modelos de negocio que no se han explorado en Colombia, uno de los 10 países con mayor producción de piña en el mundo, como señalan las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Un uso alternativo es la ornamentación, área en el que productores y exportadores brasileños trabajan de manera conjunta con los científicos de Embrapa.
Para aprovechar la gran diversidad genética de la piña, conocida científicamente como Ananas, la investigadora Duarte desarrolló una especie ornamental exótica, muy diferente al fruto tradicional.
Al respecto, señaló que aunque algunas variedades de piña ornamental se exportan desde Brasil a Europa y Estados Unidos, se continúa con la búsqueda de nuevos cultivares que cumplan con las evaluaciones agronómicas, fitosanitarias y poscosecha.
Otro uso alternativo del cultivo de la piña es como fibra vegetal. Según la investigadora, la caracterización del germoplasma ha permitido identificar genotipos con fibras de alta calidad para fines industriales. Este subproducto responde a la necesidad de encontrar materiales renovables.
Entre las más de 3.300 especies de la familia de las bromeliáceas "a la que pertenece la piña", la doctora brasileña destaca la curauá, una planta fibrosa con características peculiares que le dan un gran potencial para su uso en la industria de inyección de piezas como fuente de fibras: por ejemplo "en la actualidad se piensa como reemplazo de las de vidrio, para autopartes".